El tiempo que malgastan los empleados en identificar y borrar los correos electrónicos es un activo creciente que están perdiendo las empresas. De hecho, según el último informe de SPAMfighter, de media los trabajadores reciben entre 1 y 10 correos al día. Esto supone que tarden más de 5 minutos al día en borrarlos, lo que multiplicado por todas las jornadas laborables de un año, da como resultado que el trabajador pierda más de mil minutos al año en esta engorrosa tarea.
Pero no sólamente se pierde el tiempo, sino que la recepción masiva de este tipo de correos también supone un importante agujero de seguridad para la empresa, ya que el 69% de los empleados asegura que en algún momento, por accidente, ha abierto un correo de spam.
El principal problema es la confianza. “A pesar de que cada vez los ordenadores están más equipados para combatir estos correos o el phising y también hay más tecnología e información para evitar estas amenazas, es importante que los empleados tomen conciencia de esta situación para poder estar completamente protegidos”, apunta Martin Thorborg, cofundador de SPAMfighter.