El Internet fue en su momento lanzado como el pilar de la entonces nueva era de la información. A la distancia de un click toda persona desde cualquier rincón del mundo podía acceder de forma instantánea a información actualizada de cualquier cosa que pudiera necesitar. Nunca como antes el ser humano podía obtener tanta información con relativa facilidad.
Pero ¡qué lejos parecemos estar de aquellos tiempos! Apenas dos décadas han pasado y el Internet ha degenerado en ser una fuente de desinformación, de información a primera vista irrelevante y en una segunda vida de la que inexplicablemente se hacen dependientes los individuos.
Hoy se dedica la mayor parte del tiempo en línea a poner pendejadas en bitácoras personales o en las redes sociales, que en adquirir información relevante o conocimiento, y lentamente se está comenzando a depender del Internet como si fuera una necesidad como el agua, el oxígeno o el alimento.
Por un lado el Internet está lleno de gurús anónimos que pasan información que ellos afirman es verídica por blogs, o emiten opinión acerca de cualquier tema favoreciéndose del renombre que otorga la anonimidad. Claro en este caso la culpa es tanto de cómo da la información, como de quien le otorga crédito, de ahí una frase popular en ese medio “si salió en el Internet, seguro que es cierto”, claro, bien cargada de sarcasmo.
Por otro lado, y supongo que luego de la pornografía sería la mayor fuente de información irrelevante del Internet, son las redes sociales.
Las redes sociales han apelado al sueño de todo individuo de ser famoso. Se crean su cuenta, se buscan sus seguidores y descargan todo tipo de información innecesaria que ellos crean que a los demás les importaría saber.
Las redes sociales se han cargado con millones y millones de gigabytes de información personal completamente inútil para quien la sube y su “círculo de amigos”, y mucha información interesante para empleadores, enemigos, lleva vidas, ex esposos(as) y demás personas que seguro no se desea que reciban la información.
El desarrollo de la tecnología al punto de que cargamos con el Internet en nuestras manos en todo momento a través de los celulares no ha servido para mejorar las cosas. Ya hasta la ubicación en tiempo real de una persona es perfectamente posible. Hoy por hoy la privacidad está al borde de la extinción.
Y apenas estamos en los inicios de la masificación del Internet. Pensar en qué nos podría deparar el futuro en cuanto a información inútil, desinformación y privacidad, francamente me da miedo.