Cuando la situación del tránsito sea un tanto opresiva (¿no lo es así?) la solución será volar como las aves. Y ahora el problema va a ser la autoescuela. Más al fondo de los inconvenientes, la realidad es que los medios de transporte voladores de tipo particular son poco a poco una realidad próxima. Daniel Kocyba, un ingeniero, al parecer se dio cuenta antes que cualquiera de este problema, y como respuesta a las súplicas los seguidores de la religión del atasco crearon el Hummel.

Este Hummel (o la abeja, así como le encanta nombrarlo de cariño Daniel) es un concepto que se pensó para el transporte privado y los cortos trayectos. El mismo creador ha aludido a su uso señalando las posibilidades que brinda como un taxi aéreo, vigilancia aérea o transporte sanitario. Se sabe vender, el chico. Su sistema propulsor está fundamentado en un tándem de hélices retráctiles que tiende a mejorar el rendimiento del despegue, haciendo ahorro del combustible.

También, la forma de maniobrar del Hummel en la tierra es bastante más eficiente que la de un helicóptero tradicional. ¿La razón? Cuenta con dos ruedas para moverse en su radio. Ya es de suponerse que dicha característica tiene como propósito poner un poco de orden por si se está obligado a aparcar en batería con este helicóptero ligero.

Y, en lo preciso, su vocación urbana es la particularidad que más llama la atención del Hummel, dado que el tándem desplegable de hélices de las que se sirve para su elevación fueron diseñadas para que se comprima a un lado y otro de la cabina del propio piloto, de manera que el Hummel va a quedar recogido a un espacio reducidísimo. Un soplo de esperanza para los que residen en el centro de la ciudad y que no disponen con una plaza de garaje. A ustedes, ¿no les parece genial? Estoy seguro que la mayoría de los vehículos del futuro serán voladores.

Fuente:amenito