Un software libre o un sistema operativo de pago ¿qué preferirán los fabricantes para el corazón de sus teléfonos? Antes de que el sistema operativo Android de Google llegara, los fabricantes de teléfonos tenían básicamente dos opciones: desarrollar su propio software (como hicieron Apple, Nokia y Research In Motion) o comprar una licencia de software de otra compañía, como Microsoft.
Pero Google vino a modificar ese juego cuando decidió ofrecer su software gratuitamente. En contraste, Microsoft cobra a los fabricantes de dispositivos entre 5 y 10 dólares por cada teléfono que lleva Windows Phone 7, estima el analista de Gartner Ken Dulaney, una cifra aproximada que otros analistas de la industria respaldan.
¿Por qué pagar entonces (como hacen HTC, LG y Samsung) por algo que es gratis? Porque pagar por la licencia de un sistema operativo tiene sus ventajas: si algo va mal con el software, los fabricantes de smartphones han comprado esencialmente un “pase para librarse de problemas”.
La licencia del sistema Windows Phone 7 incluye indemnizaciones que protegen a los fabricantes de batallas legales, según indica Al Hilwa, analista de IDC. HTC y Motorola, por ejemplo, han sido acusados de violación de patente por Apple y Microsoft, respectivamente, por la interfaz de usuario en sus teléfonos basados en Android. Por tanto, al pagar una licencia a Microsoft, los fabricantes transfieren al desarrollador del software la responsabilidad de afrontar disputas sobre propiedad intelectual.
“En última instancia, el código fuente es gratuito, pero no hay a quien culpar si algo sale mal. Para tener ese privilegio, hay que pagarle a alguien”, explica Dulaney. Para el analista, la tarifa que cobra Microsoft por licencia no es gravosa, y los clientes de Microsoft parecen estar de acuerdo: “Las tarifas de licencias son un elemento tan insignificante dentro del costo total del teléfono que no es en absoluto un factor que determine nuestros convenios”, indica Keith Novak, portavoz de HTC.