Naomi Rodríguez estaba haciendo los quehaceres de su hogar, una mañana de la semana pasada, cuando recibió una llamada telefónica del banco proveedor de su tarjeta de crédito local para preguntarle si había realizado un consumo de RD$1,500 en una estación de venta de gasolina de esta ciudad. ¡Claro que no!”, contestó sorprendida la ama de casa, porque además de que cargaba la tarjeta en su cartera nunca frecuenta una gasolinera porque no tiene vehículo. Afortunadamente, el banco acreedor comprobó que se trataba de una clonación de su plástico, por lo que Naomi no tuvo que pagar el consumo que le habían cargado a su cuenta. La entidad anuló el crédito, le bloqueó la tarjeta y le cambió el plástico.
Como esta ama de casa, cada vez son más los casos de clonación de tarjetas de crédito o débito que detectan las entidades financieras diariamente, además de los cientos que son percibidos cuando el tarjetahabiente observa un consumo irregular en su estado de cuenta.
Esta situación afecta a los clientes, las compañías aseguradoras y a los bancos. Esas entidades pierden millones de pesos cargando con los consumos provenientes de fraudes que no son responsabilidad del tarjetahabiente.
Los clientes también salen afectados, ya sea porque tienen que pagar un débito que no hicieron o porque son impedidos de utilizar temporalmente ese medio de pago, hasta que el banco le emita un nuevo plástico.
La creatividad de los delincuentes avanza tan rápido como la tecnología, lo cual queda demostrado en los diversos mecanismos y aparatos que utilizan para cometer sus fechorías.
El tipo de fraude más frecuente es la clonación de las tarjetas. Para esto, los delincuentes colocan un aparato que se llama “Skimmer” en la ranura de los cajeros donde se pasan las tarjetas y su misión es copiar toda la información de la banda magnética para luego hacerse otra igual. También incluyen microcámaras para gravar la clave secreta.
Otro sistema novedoso es aplicar un “clic” en los cajeros automáticos para que se queden las tarjetas atascadas. En este caso, el estafador coloca un letrero con un número de teléfono donde orienta al usuario a que llame en caso de que su tarjeta se quede atrapada. Cuando el cliente llama al número indicado ofrece sus datos a la persona que cree pertenece al banco, y cuando éste se retira del cajero el ladrón saca la tarjeta y la utiliza con la información que el tarjetahabiente proporcionó por teléfono.
También colocan un modem wi-fi al dataphone que envía simultáneamente los códigos de la tarjeta a las empresas que autorizan la transacción (Visanet y Carnet) y a algún computador instalado por ellos. En la mayoría de los casos las estafas son en combinación con empleados de los comercios, especialmente estaciones de gasolinas y restaurantes.
Aunque los bancos invierten millonarias sumas de dinero en evitar los fraudes, no pueden controlarlos en un 100%, por lo cual recomiendan a sus clientes algunas medidas preventivas, como las siguientes: no compartir su clave secreta ni con el banco. No aceptar ayuda de extraños, ni perder de vista su tarjeta cuando pague en un establecimiento comercial, restaurante o estación de combustibles.
Es muy importante revisar continuamente sus estados de cuenta y vigilar dónde guarda su plástico.
Bueno. creo que aparte de todas estas referencia tambien debemos tomar en cuenta que cada uno de nosotros los “usuarios” cambiar al banco que mejor seguridad nos ofrezca, ya que conozco de bancos que inmendiatamente se realiza una transacion son notificados por el banco, sin importa la hora o fecha de la realizacion, dicha notificacion con tiene informacion como lugar donde se efectuo el consumo, monto cobrado, y numeros de telefonos donde reportar algun fraude, si fuere necesario. Por lo que creo que nosotros tambien podriamos buscar nuestra mejor conveniencia y asi crear conciencia en los administradores de la banca para que inviertan un poco mas en proteger sus usuarios.
Buenas,la verdad es que es una situación un tanto complicada,tenebrosa y que desata un pánico abismal,ya que,
cualquier jackers incluso infiltrado en un banco como empleado,puede realizar innumerables fraudes accesando a
cuentas personales así como empresariales,desatando una cadena de situaciones que si no se toman las medidas
de rigor,que contrarresten estos flagelos nose tendra confianza absoluta y por ende el sistema bancario en asuntos
atendibles a tarjetas podría colapsar por la falta de clientela y entonces originaria problemas inmediatos con otras
divisiones crediticias que dependen del banco.
asi pues,que a combatir con eficiencia para que no sucedan males mayores . GRACIAS.