Luis Von Ahn toma el micrófono en la Royal Society de Londres y dice: “Alce la mano quien se ha encontrado en la web con esos códigos que hay que escribir cada que se llena un formulario”. Casi todo el auditorio lo hace. Después dice, mientras estira su brazo: “Alce la mano quien cree que son increíblemente molestos”. La mayoría del público responde. Von Ahn, entonces, revela: “Yo los inventé”.
Esos códigos se conocen como “captcha” y su propósito es combatir el correo y los mensajes basura que hace no muchos años inundaban internet.
Al escribir el código mostrado en una página, el usuario le está diciendo al sitio que es un humano y no un robot que quiere invadirlo con vínculos publicitarios.
Pero su creador confiesa que escribirlos roba al menos 10 segundos a las personas y que cada día 200 millones de esos códigos se ingresan en la red. “Eso puede considerarse tiempo perdido y poco productivo”, afirma.
Por ello se le ocurrió una nueva idea: inventar un nuevo código en el que ahora hay que “teclear” dos palabras, en vez de una.
¿Y cómo se puede ser más productivo alargando el código, se preguntará el lector?
En este sistema, conocido como “reCaptcha”, las palabras que se copian del código sirven para digitalizar libros para el proyecto de biblioteca digital de Google y viejas ediciones del New York Times.
Los lectores digitales son capaces de convertir imagen en texto, pero cuando el libro es muy viejo, a la computadora le cuesta trabajo decidir cuál palabra es la correcta. Así que se requiere de un ser humano y ahí es cuando reCaptcha entra en juego.
Eso quiere decir que cada vez que usted escribe las palabras del código, le ayuda a la computadora, que asimila la información y agrega la palabra al libro que se está digitalizando y de donde salió originalmente la expresión.
Pero los proyectos de Von Ahn para aprovechar el tiempo que la gente navega en internet se han vuelto más ambiciosos.
Ahora quiere traducir el principal contenido de la web a los idiomas que más se hablan en el mundo.
Para ello creó un proyecto llamado Duolingo –que aún se encuentra en fase de prueba- con el que internautas de todo el mundo están traduciendo inicialmente libros y artículos de Wikipedia.
“Wikipedia existe en inglés y en español, pero el contenido en español es aproximadamente el 10% de la versión en inglés”, señala Von Ahn. Él cree que si logra reclutar a un millón de voluntarios podría traducir todo el sitio en 80 horas.
“El reto era cómo motivar a la gente que nos ayudara a traducir la web en forma gratuita, dado que éste es un proyecto académico. La solución es que la gente nos ayuda a traducir y al mismo tiempo aprende un nuevo idioma”, asegura.
El sistema ayuda a la gente a aprender a escribir, oír, hablar, y leer en otro idioma dándole a traducir textos, vídeos y audio. Un sistema computacional va revisando que la traducción tenga sentido.
“Entonces habré desperdiciado el último año y medio de mi vida”, concluye Von Ahn.