Samsung acaba de presentar una pantalla de 70 pulgadas que ha asombrado a todo el mundo. No ha sido por la diagonal, porque ya hay modelos comerciales más grandes. Lo ha hecho por su capacidad de resolución. Alcanza los 3840 × 2160 píxeles. Cuando se contempla esta pantalla a una distancia aproximada de 3 m, deja en mal lugar a los televisores más modernos del momento, que parecen pobres y deslucidos.
De todas formas se trata de un mero prototipo, y dado que no hay contenidos en semejante resolución ni hay probabilidades de que los haya en los próximos años, lo de la coreana queda en un mero ejercicio de estilo y un alarde frente a la competencia. La descomunal resolución de la pantalla se completa con otras características como una velocidad de 240 Hz, o la capacidad de reproducir video en tres dimensiones.