Google está usando su enorme base de datos con información sobre compras online para elaborar el “Google Price Index” (GPI), una medición diaria de la inflación que algún día podría ser una alternativa a las estadísticas oficiales. El trabajo que está realizando el economista jefe de Google, Hal Varian, evidencia que los datos económicos pueden reunirse mucho más rápido usando fuentes online.
La información de Índice oficial de Precios al Consumidor se recopila a mano directamente de los comercios, y se publica sobre una base mensual con un retraso de varias semanas.
Durante la conferencia de la National Association of Business Economists realizada en Denver, Colorado, Varian comentó que el Google Price Index es un trabajo que ya está en marcha y que la compañía todavía no decidió si publicarlo.
Si bien es poco probable que la Reserva Federal entre en pánico por el momento, Varian señaló que el GPI demuestra una “tendencia deflacionaria muy clara” para los artículos que se comercializan a través de la Web en Estados Unidos desde la Navidad.
Si bien los datos no están ajustados por estacionalidad, Varian afirmó que los precios subieron durante el mismo período del año pasado. El índice de precios al consumidor “subyacente” en Estados Unidos, que no incluye en el cálculo el comportamiento de los alimentos y la energía, subió 0,9% en los doce meses hasta agosto.
“Es un panorama bastante diferente si uno va al Reino Unido, donde se observa una tendencia levemente inflacionaria”, explicó Varian. Él atribuyó el alza en el índice de precios al consumidor británico a la debilidad de la libra esterlina.
Varian enfatizó que el Google Price Index no reemplaza totalmente a un índice de precios minoristas porque la canasta de artículos que se venden en la web es distinta a la canasta de productos de la economía en general. La vivienda representa cerca del 40% del índice minorista de Estados Unidos, por ejemplo, pero sólo 18% en el Google Price Index.
El índice de Google muestra una “muy linda correlación” con la medición de precios minoristas para artículos como cámaras fotográficas y relojes que con frecuencia se venden en la Web, pero no tanto para otros productos como autopartes, que en pocas ocasiones se comercializan online.