Google se imaginó un servicio redondo para fusionar Internet y la televisión. Diseñó el dispositivo, encontró productores, vendedores y hasta se marcó una fecha de lanzamiento, otoño. Y, de repente, no encuentra lo más importante: contenidos que ofrecer al público. Las grandes cadenas no se lo van a poner fácil a Google TV. Tienen miedo… y no es para menos. Si la televisión de Google triunfa, su oferta tradicional está en peligro. Perderían audiencia paulatinamente, sobre todo porque el sistema de visualización de contenidos por búsqueda no mantendrá a la gente pegada a algo que realmente no le interesa. Google TV será, en primera instancia, un sistema de búsquedas de vídeo inmenso.
En este sistema, el usuario sólo tiene que decirle qué quiere ver y éste le ofrecerá un listado con una enorme oferta, comenzando con la retransmisión oficial en el canal en línea del emisor y terminando con pequeños cortos de YouTube.
Así, por ejemplo, si alguien escribiera en Google TV ‘España – Estados Unidos de baloncesto’, la primera entrada enlazaría a lasextadeportes.com, que retransmitirá el próximo partido amistoso entre ambas selecciones a disputar este fin de semana en Madrid. Pero, además, continuaría con otro contenido, como por ejemplo la final de los Juegos Olímpicos de Pekín o las entradas en YouTube del mate de Rudy Fernández sobre Dwight Howard.
Google se ha reunido con ABC, CBS, Fox y NBC para pedirles que le faciliten su información de modo que el buscador televisivo sea realmente completo y representativo. Pero mientras la publicidad en televisión sea más rentable que la publicidad en Internet, las empresas de ‘broadcasting’ no verán el negocio.
De hecho, no se trata de ninguna innovación. Este servicio ya lo ofrece la competencia, incluso la renombrada iTV de Apple.
La migración de la audiencia a los nuevos modelos de reproducción es algo que preocupa a las cadenas más conservadoras, que incluso se plantean bloquear sus páginas web para buscadores.