El formato de reproducción de audio digital más extendido del mundo, celebra su 15 cumpleaños. La técnica de compresión de datos digitales se estandarizó en 1992, pero recién en 1995 se popularizó “En aquel entonces, nos dimos un par de días para discutir sobre las extensiones”, recordó el alemán Karlheinz Brandenburg, uno de los responsables del desarrollo de la técnica de compresión de datos de audio. Hasta entonces, su equipo formado por unas 40 personas utilizaba internamente la extensión “.bit”. “En la búsqueda de un nuevo nombre se trataba sobre todo de que reflejara la tecnología”, explicó el director del Instituto Fraunhofer IIS para la investigación de compresión de audio, en Erlangen.
“MP3” como extensión para archivos según el estándar ISO IS 11172-3 “MPEG Audio Layer 3” era una de las ideas que se barajaban.
Antes, un equipo del Fraunhofer en Múnich había adjudicado a su tecnología “MPEG Layer 2” la extensión “.mp2”. “Entonces, la competencia nos animó a hacerlo”, recuerda Brandenburg. “En realidad ganaron ambos, pero eso no lo saben muchos”. El MP2 se utiliza hoy en día para la transmisión de audio por antenas de televisión digital, por ejemplo.
Pero el verdadero ganador fue el MP3. La idea era grabar sólo las señales de audio que el oído humano pudiese identificar. Con ello, la memoria necesaria para almacenar datos de audio se reducía drásticamente.
El formato con la extensión “.mp3” revolucionó la industria musical. Su estandarización fomentó el desarrollo de aparatos de reproducción musical, cuya memoria podía guardar cientos de álbumes musicales.
Sin embargo, para los músicos y discográficas, el MP3 supone un enorme problema, porque ahora resulta fácil copiar sus trabajos y difundirlos de forma gratuita a través de internet.
Brandenburg subrayó por qué desde el principio, él advirtió a los representantes de la industria musical y de la electrónica de entretenimiento de que había dos condiciones para lograr una protección anticopia razonable: por una parte tenía que haber un estándar universal y por la otra, el usuario no debía notarlo. “Sin eso, sólo puede ganar el MP3 sin protección antipiratería”, pronosticó entonces. Y así fue.
Hoy en día, hay determinados procedimientos para la codificación MPEG protegidos con patentes. Pero para la totalidad del MP3 no existen derechos de protección y las informaciones para el empleo de esos procedimientos son de libre acceso.