El secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones dijo que el sector privado debe cooperar con los gobiernos en temas de seguridad. Cada vez más controlados. Esa parece ser la consigna. La lucha por proteger los datos personales acaba de recibir un revés luego de la ONU recomendara al fabricante de BlackBerry que de acceso a los servicios policiales de todo el mundo a la base de datos de sus clientes.
La recomendación la hizo el jefe de telecomunicaciones de la ONU, quien consideró que los gobiernos tienen preocupaciones legítimas de seguridad que no deben subestimarse.
Hamadoun Toure, secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, dijo que las autoridades antiterroristas tienen derecho a exigir acceso a la información de los usuarios del fabricante de BlackBerry, la canadiense Research in Motion Ltd (RIM).
“Esas son peticiones genuinas”, dijo el funcionario a la agencia AP durante una entrevista. “Hay una necesidad de cooperación entre gobiernos y el sector privado en temas de seguridad”.
RIM está involucrada en controversias paralelas con al menos cinco países -Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, India, Indonesia y Líbano- preocupados por que la poderosa tecnología de cifrado de las Blackberries podría ser utilizada por terroristas o para otras actividades al margen de la ley.
Los defensores de los derechos civiles han alegado que la controversia es alimentada por la frustración de los gobiernos autoritarios “por su incapacidad de espiar a los ciudadanos que usan los BlackBerry”.
La Blackberry fue diseñada desde el principio para ofrecer comunicación segura a sus usuarios. RIM dice cumplir con todos los requerimientos legales de información -tales como registros de actividad de números de teléfonos- pero que no puede otorgar a cualquiera el texto de los correos electrónicos enviados por usuarios de sus servicios corporativos.
En la entrevista, el funcionario de las Naciones Unidas también respondió a preguntas sobre la neutralidad de Internet y acusaciones de interferencia iraní con las transmisiones satelitales extranjeras.
Toure se negó a decir explícitamente si él respalda la neutralidad de la red, el principio por el cual los proveedores de servicio de Internet deberían tratar a todo el tráfico en línea por igual.
Algunos proveedores de servicios sostienen que, después de haber invertido miles de millones de dólares en sus redes, se les debería permitir manejar el tráfico de datos en Internet como lo crean conveniente. Por ejemplo, dándole prioridad a sus propios contenidos, impidiendo que ciertos programas acaparen el ancho de banda -como los de intercambio de archivos- o creando servicios especiales que cobran más a cambio de un acceso más rápido.
Toure se opuso a los intentos de crear una Internet de dos niveles, con carriles rápidos y lentos, al decir que las compañías deben centrarse en “garantizar que la señal de mejor calidad se ofrezca a cualquier persona, incluyendo sus competidores”.