Jack Dorsey, uno de los cofundadores y actual presidente de Twitter, ha lanzando un mensaje pidiendo implicación a los usuarios: “Hola, gente de Twitter. ¿Qué podemos hacer mejor? ¿Qué está mal, qué está bien, qué falta? Mandadnos vuestra respuesta. Estamos #escuchando”. La idea, que da sensación de apertura, está congregrando un amplio número de respuestas.
Llama la atención que, un fundador y experto conocedor del servicio, escoja la misma etiqueta “#listening” que se usa para decir qué música está sonando en ese mismo momento. En lugar de crearse un hilo de conversación concreto para seguir el tema, se están mezclando las sugerencias con canciones y canciones. Muchos usuarios optan directamente por contestar directamente su petición poniendo @jack.
#twitterencatala es una de las demandas con más envíos. En esta misma línea de los idiomas, se pide una interfaz más sencilla y apertura del servicio. Otros, sin tapujos, consideran que la traducción al español es horrible. Un filtro por idiomas, especialmente para los medios, podría ser práctico.
La gestión de listas, algo farragosa, también es objeto de críticas. Se pide que se puedan ver por columnas, algo que proporcionan aplicaciones como Tweetdeck, y que se permita seguir directamente a un usuario sin necesidad de ir a su página de perfil. Dentro de las peticiones de orden en los contenidos hay una que podría resultar práctica: búsqueda por palabras clave y relaciones entre las mismas. Una nube de etiquetas suena como opción práctica y visualmente atractiva.
El hecho de no poder contar demasiado de sí mismo en el campo “bio”, donde cada cual cuenta quién, resulta molesto para muchos. Varios ‘tuits’ piden que se amplie.
Por último, el buscador es de lo más criticado, especialmente si se quiere remover el pasado y encontrar qué se dijo en una fecha concreta. Los usuarios piden algo parecido al nuevo ‘timeline’ de Facebook como solución.
¿Se verá alguno de estos cambios? ¿Tardarán en hacerse realidad? Desde su nacimiento en 2006, el servicio ha demostrado que capacidad de cambio, sin perder la esencia de los 140 caracteres. No es la primera vez que Twitter recurre a los usuarios, pero nunca lo había hecho tan abiertamente. La traducción a diferentes idiomas, por ejemplo, se hace con usuarios voluntarios cuya recompensa consiste en una chapa distintiva que se añade en su perfil. La coordinación y el debate para los términos polémicos los gestionan los responsables de idiomas, por ahora solo desde su oficina de San Francisco.
La ballena de error también fue objeto de críticas. En los inicios, cada vez que había un gran número de mensajes, aparecían unos gatitos, tiernos ellos, arreglando las máquinas. Cada vez que Twitter se caía un mensaje, teóricamente simpático ponía de los nervios a sus usuarios. Por suerte, esta situación se da cada vez menos.
A mediados de septiembre Twitter anunció que supera los 100 millones de usuarios. Desde su nacimiento el servicio de mensajes cortos se ha caracterizado por estar al tanto de las peticiones del usuario, por ser permeable a las críticas y sugerencias. Un ejemplo fue el botón para retuitear. Los usuarios decidieron poner RT delante de un mensaje al que quería dar más difusión y lo enviaban desde su cuenta. Era la manera de dar crédito y relevancia al autor.
Las etiquetas o hashtags también nacieron como una fórmula para poner orden desde la propia comunidad. Después se convirtieron en Trending Topics, una forma de medir qué temas son los que más impacto causan dentro del servicio.