Esta posibilitó el amor a través de la web o la vida virtual a pesar de la muerte real. Una verdad obvia, de las que le gustan a Pero grullo, y en menos de 140 caracteres: la tecnología nos ha cambiado la vida. Nada nuevo en tiempos en que lo nuevo es cotidiano, cuando el mundo intenta reconocerse entre millones de píxeles y de gigabytes, en días de redes sociales tejidas con fibra óptica y de usuarios siempre conectados y a un clic de distancia. La vida, sí, ha cambiado. Y la transformación es patente: Fulanito trina su opinión política y todo lo que se le ocurra, Menganita actualiza su estado afectivo y dice estar feliz y estrenando pareja, Zutanito tiene una nueva oportunidad gracias a un implante artificial y se convierte en noticia. La emoción se convierte en emoticón.
Los avances técnicos, científicos y el arribo de Internet, proponen una manera distinta de asumir el mundo y las relaciones. “Las personas ya no hablan sino chatean, ya no se llaman, sino se dejan un mensaje por Skype, ya no se mandan notas, sino se dejan un inbox en el Facebook. Las relaciones son casi automáticas, digitales”, dice Andrés Rodríguez, country manager de Ariadna Interactive Colombia, una agencia que se encarga de asesorar y crear estrategias digitales para distintas compañías.
Situación sentimental: es complicado
Principios del siglo XX: el recién enlistado marine se despide de su novia en el puerto, hay lágrimas, abrazos y sepia. El hombre navega y escribe en medio de la tormenta en un mínimo camarote y con una foto de su amada pegada en la pared. La carta se envía, cambia de manos, recorre el planeta durante semanas y llega a las manos de su destinataria. Ella suspira. Principios del siglo XXI: el marine sale rumbo al Medio Oriente, su novia lo despide y le pide a alguien que les tome una foto con su celular, la comparte en su muro, la etiqueta, los amigos de ambos la comentan. El marine aún no llega a su destino y ya tiene 10 notificaciones, un par de sus nuevos colegas le solicitan amistad, su novia es un punto verde que dice hola y pone una cara feliz, luego pide cámara. Se ven, se extrañan, pero están conectados.
Instantaneidad, ubicuidad y variedad parecen ser las características del amor que se funda en lo virtual. “Internet ha abierto un abanico de posibilidades de contactar personas, pero no tanto de conocerlas”, dice Rocío Hernández, psicóloga especialista en la crisis. Por eso, si hace unos años la manera de conocer a una posible pareja se restringía a los espacios cotidianos como fiestas, reuniones sociales o el trabajo, que permitían un número limitado de opciones, los medios digitales han ampliado ese espectro dramáticamente y, más aún, han cambiado las reglas del juego, sobre todo para los más jóvenes.
“Se generan otro tipo de relaciones, más bien conexiones, de las cuales es tan fácil salir como entrar, como ‘enter’ y ‘delete'”, explica Nelly Rojas de González, terapeuta de parejas y autora de Ser amigos para ser amantes, quien continúa: “La construcción del amor, que requiere un tiempo vivencial y cronológico, es corta en este ámbito”. Pero esto no quiere decir que necesariamente sea efímera, pues también existen relaciones sólidas que nacieron con un clic.
Diana Tovar (22 años) vive en Bogotá y conoció al mexicano Miguel Falfán (23 años) por Messenger. “Duramos 3 años y 5 meses en el noviazgo virtual y en ese tiempo nos enviamos fotos, canciones, mensajes de amor. Nos tomamos en serio la relación”, cuenta Diana que ahora prepara su boda. En su caso lo virtual se volvió real porque “la profundidad de las relaciones también depende del grado de madurez de las personas y de sus intenciones a la hora de iniciar el contacto”, como explica la psicóloga Nelly Rojas.
Pero así como Internet puede unir, también puede agrietar. Un estudio del departamento de Psicología de la universidad de Guelph (Canadá), asegura que debido al flujo de información personal como fotos, contactos, actividades y lugares, que se exhiben en Facebook, se pueden exacerbar los celos, pues muchas veces esa información carece de contexto y provoca serios malentendidos. De acuerdo con la investigación, un comentario o un ‘me gusta’ hecho por alguien del sexo opuesto, puede levantar sospechas, que conducen a espiar la página de esa persona, para terminar descubriendo nueva información que genere más desconfianza.
Y esos celos virtuales pueden convertirse en una tortura para los inseguros, que encuentran en el mundo digital una rendija para fisgonear a su pareja y alimentar su desconfianza. Que lo diga Laura García (21 años), para quien las redes sociales le permitieron espiar y descubrir situaciones poco gratas: “yo revisaba el Facebook de mi ex novio. Él mandaba mensajes a otras viejas y, una vez, desde mi computador, estaba hablando con otra. Yo soy celosa, pero tenía motivos y con todas esas cosas me volví 10 veces más celosa”.
Pero no son solo los celos los que pueden incrementarse, sino que también lo pueden hacer los encuentros sexuales. Según una encuesta de las revistas Shape y Men’s Fitness, en la que sondearon la opinión de 1.200 personas, las redes sociales y los nuevos medios de comunicación estimulan las relaciones ocasionales. Para el 80 por ciento de ellas y el 58 por ciento de ellos, los mensajes de texto y los que se envían por Facebook permiten una “intimidad digital”, que da paso con más rapidez al sexo.
Desde mensajes con contenido non sancto -llamados sexting-, páginas pornográficas y espacios especializados en propiciar encuentros eróticos, la red proporciona un universo de posibilidades para la hormona.
En Colombia, una de las principales páginas para encuentros entre adultos es Guíacereza.com, que cuenta con la friolera de 300 mil usuarios, de los cuales 20 mil ingresan a diario. Aquí, hombres y mujeres describen sus intenciones y buscan compañía. Pablo Zapata, editor y cofundador de la página, dice que “el rango de edades de los usuarios es muy amplio. La mayoría de los que usan el chat tienen entre 18 y 30 años, allí hablan y también hay exhibicionismo. Los de 30 en adelante usan más los relatos y los blogs”.
Aunque en apariencia el objetivo es pasar del plano virtual al real, el engaño es una posibilidad como sucede en muchos de los lugares de la web. “Los hombres son más lanzados, más atrevidos, todos son herederos millonarios, hablan cinco idiomas y están muy dotados. Eso es porque Internet facilita la fantasía. Por eso, lo que recomendamos a los usuarios es que vean a los demás por cámara web, para que no se lleven sorpresas”, cuenta Zapata.
Amor virtual o amor real, ¿alguna diferencia? Las comunicaciones han cambiado nuestra forma de relacionarnos y, a pesar de que sea un hecho tan nuevo como difícil de asimilar, de acuerdo con Rocío Hernández puede enriquecer las relaciones. “Internet es muy válido como medio de contacto, mas no para mantener la relación virtual, pues nada reemplaza la cercanía física, como un abrazo o un beso”, concluye la psicóloga.
Vivir en línea después de la muerte
Felipe murió hace un año en un accidente automovilístico. Felipe tenía 30 años, un trabajo estable, no se había casado y en Facebook contaba con 300 amigos. A él lo despidieron físicamente en un cementerio y lo lloraron, pero aunque han pasado más de 12 meses desde que su vida terminó, aún continúa enviando mensajes y contestando correos. Su existencia virtual no ha finalizado, pues su hermana ha tomado las riendas de su perfil y ahora pone fotos y comparte salmos, como una manera de mantener vigente su memoria.
Anualmente mueren cerca de 375 mil usuarios de Facebook solo en Estados Unidos, por lo que desde hace un tiempo se comenzó a debatir sobre qué hacer con todos esos perfiles que perduran más allá de sus dueños. Desde el año 2009, esta red social decidió abrir la posibilidad de que los perfiles de sus usuarios fallecidos puedan quedar como conmemorativos, como un espacio para guardar su recuerdo, en el que permanece la identidad de la persona y se permite solo a los amigos compartir mensajes, pero se borra la información de contacto y las actualizaciones automáticas. Así también redes como Twitter, Blogger y servicios de Google -mediante una solicitud de los familiares-, posibilitan que la actividad del finado sea eliminada.
No todos lo hacen. Algunos se van con sus claves y continúan en línea, otros simplemente siguen con sus perfiles sin modificaciones porque los suyos no se atreven a tocarlos. Tal es el caso de Ana, quien perdió a su hijo hace algunos meses y no ha querido eliminar el perfil o volverlo conmemorativo, se ha quedado inmóvil ante la potencia de la muerte. Ella cuenta que ha sido extremadamente doloroso verlo en Facebook, pero ha podido comprobar el aprecio que le tenían sus amigos al leer sus mensajes y eso le ha ayudado a asimilar la pérdida.
Según Paulo Daniel Acero, psicólogo y director científico de la fundación Vida por amor a ellos e investigador de la Universidad Manuela Beltrán, mantener el recuerdo de alguien vivo en Internet no es necesariamente dañino, “si esa actividad la realizan los sobrevivientes como celebración de la vida, como homenaje a la existencia y como forma de mantener un recuerdo agradecido, esa actividad contribuirá a la sana resolución del proceso de duelo”.
Pero así como puede ser una forma de superar el dolor y mantener una memoria del ser querido, también puede alargar y suspender el duelo “cuando esa actividad de retomar las cuentas digitales de los fallecidos, se asume como una ocasión para lamentar la pérdida, anclarse en el pasado y rumiar en silencio sobre lo que puedo haber sido y no fue”, explica Acero.
Pero los cambios en la forma de asumir la muerte no solo apuntan a preservar la memoria o la identidad digital del finado, sino que también se incluyen en el mismo rito a la hora de decir adiós. Por eso hoy millares de funerarias alrededor del mundo ofrecen servicios de velación virtual, en el que los dolientes se pueden conectar a distancia. En Colombia, una de las que lo ofrece es Prever (organización previsora de servicios exequiales), que desde el año pasado dispone de esa posibilidad en una de sus salas de velación.
“La cámara que se usa es de alta tecnología y gira 360°. La persona que está detrás del computador, la maneja por medio del mouse y puede hacer acercamientos o alejarla”, explica Aida Luz Molina, directora de mercadeo de Prever, quien asegura que el 43 por ciento de las personas que usan la sala donde está disponible, lo piden y que es especialmente solicitada por aquellas personas que viven en otros países.
Es cierto, la muerte continúa siendo tan absoluta como siempre, pero las formas de acercarse a ella han cambiado para muchos. Las herramientas tecnológicas y las redes sociales abrieron un camino virtual, en el que alguien puede permanecer vivo más allá de su deceso, pero también en el que los deudos encuentran una opción para acercarse a los que ya se fueron.
El cuerpo transformado en cyborg
La Real academia de la lengua define ciborg como: Ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos. ¿Ficción? Hoy los ciborgs caminan entre nosotros. Los adelantos médicos y científicos han integrado la tecnología al cuerpo y han mejorado las funciones vitales, incrementando la expectativa de vida y hasta creando nuevas maneras de percibir el mundo.
Hace apenas unas semanas en Suecia, Andemariam Beyene de 36 años, recibió un implante de tráquea sintética. Beyene sufría de cáncer y fue diagnosticado como inoperable. Pero un equipo de cirujanos del hospital de la Universidad Karolinska de Estocolmo, hizo una copia perfecta de su tráquea en vidrio, empapada en una solución de células madre extraídas de su médula ósea y la implantó. La operación fue exitosa. Beyene se recupera satisfactoriamente y es la primera persona en tener ese órgano artificial.
En el 2009, la nadadora neocelandesa Nadya Vessey, quien a temprana edad perdió sus dos piernas, recibió una prótesis que simula la cola de una sirena y que la ayuda a practicar natación. Así también el corredor sudafricano Oscar Pistorius estuvo en el centro de la polémica, pues las prótesis de sus piernas al parecer le permiten correr mejor que los atletas que tienen sus extremidades.
Todos los días un adelanto nos sorprende. Pero no solo para competidores, sino para personas comunes, que encuentran en estos sustitutos una nueva oportunidad. “En este momento, están haciendo reemplazos articulares de cadera, rodilla, hombro, codo y tobillo”, dice Saúl Martínez, miembro de la Sociedad colombiana de ortopedia y jefe de ortopedia del hospital Santa Clara.
La unión entre el cuerpo y lo artificial cada vez es más patente y, más allá de lo funcional, los avances también están apuntando a expandir las capacidades humanas. Neil Harbisson es la prueba. Este británico nació con acromatopsia (incapacidad para ver los colores) y en el año 2004 se implantó un eyeborg, un dispositivo que le permite escuchar los colores. El aparato, que lleva adosado a su cabeza, interpreta las distintas tonalidades y las convierte en un sonido que le envía a su oído. Desde México, Harbisson cuenta que “la primera vez que usé el eyeborg fue una experiencia mágica. Sabía que era capaz de percibir un color y cuando volvía a escuchar un mismo tono, tenía claro qué color era. Ahora, pinto el sonido en hojas”. Él es la primera persona del mundo que es reconocida por un país (el suyo) como un ciborg.
Pero los adelantos no se detienen aquí. Actualmente, se desarrollan proyectos de investigación que buscan incorporar pequeñísimos robots al cuerpo. La ciencia se llama nanotecnología y parece tener posibilidades ilimitadas, pues a través de nanopartículas inyectadas en el torrente sanguíneo, se podrán curar muchísimas enfermedades a nivel celular. Además, los chips que se pueden implantar bajo la piel ya son una realidad y en ellos se puede llevar todo tipo de información sobre su propietario. Aunque su uso es bastante polémico, existen investigaciones para convertirlos en aliados de la salud, como la desarrollada en la Universidad de Washington, en donde crearon un implante para establecer nuevas conexiones nerviosas en la región del cerebro que controla el movimiento. A pesar de que solo se ha probado en monos y todavía no es efectivo, de tener éxito y perfeccionarlo, podría ser una valiosa herramienta para rehabilitar personas que hayan sufrido infartos, lesiones cerebrales o parálisis.
Estamos cambiando y parece que nuestros sueños y delirios más desbordados, ya están a la vuelta de la esquina. Lo dice Neil Harbisson: “Creo que el ser humano está destinado a convertirse en ciborg, ese será el próximo paso. Llevamos siglos usando la tecnología como una herramienta y el siguiente escalón es que pase a ser parte de nuestro cuerpo”.