Una vez que tengamos el nuevo portátil en nuestras manos, lo primero que tenemos que hacer es sacarlo de la caja y realizar una carga completa de batería hasta que quede cargada al cien por cien. Durante los primeros días, es conveniente llevar a cabo la carga/descarga al menos durante unos diez ciclos completos.
De esta manera, haremos «el rodaje» de la batería y la dejaremos lista para empezar a trabajar con ella a pleno rendimiento.
Conservarla al día
El buen estado de una batería es fundamental para conseguir una mayor autonomía del portátil. En la actualidad, aunque las baterías son de Litio, lo que les confiere una mayor durabilidad y evita en buena parte el «efecto memoria», también requieren de un mantenimiento mínimo. Para empezar, es necesario ejercitarla, por lo que, si estamos trabajando todo el día con el equipo conectado a la corriente eléctrica, es bueno realizar un par de descargas o tres a la semana de forma completa.
Es más, si lo hiciéramos a diario, sería perfecto. Igualmente, debemos evitar extraer la batería y guardarla en el cajón durante largos periodos de tiempo, pues los elementos internos terminarán por perder su eficacia por falta de uso.
¿Cuándo cambiar la batería?
La vida de una batería se mide en ciclos completos de carga y descarga, aunque no existe una relación directa entre su número y la capacidad para almacenar la energía para la que fue diseñada. Si nos basamos en nuestra experiencia, podemos encontrarnos con baterías con algunos cientos de ciclos de carga/descarga a sus espaldas que siguen funcionando decentemente bien y otras, relativamente nuevas y con unos pocos ciclos, cuyo funcionamiento es pésimo porque se ha hecho un mal uso de la misma.
En todo caso, cuando veamos que la autonomía del portátil (a igualdad de condiciones) se reduce de forma considerable respecto a cuando era nuevo, quizá nos interese sustituir la batería. Se trata de una pieza cara, que cuesta entre 100 y 300 euros, según modelo, por lo que hemos de valorar si merece o no la pena; puede que en portátiles más antiguos ni siquiera sea rentable.
Para localizar el modelo que necesitamos, podemos recurrir al fabricante, aunque sus precios serán generalmente más caros, o visitar alguna de las tiendas on-line que se dedican casi en exclusiva a esta clase de repuestos. Entre ellas, a nosotros nos gusta por su seriedad y porque está en castellano Portátil Bat, que cuenta con un catálogo realmente extenso y con unos precios más que razonables.
El alimentador también existe
El alimentador de corriente o cargador es el gran olvidado del mundo de los portátiles y, sin embargo, es fundamental tratarlo bien (su mantenimiento es mínimo) en el uso diario si no queremos que se acabe deteriorando. Lo más importante es enrollar cuidadosamente los cables para guardarlo, sobre todo el que va hasta el portátil, que suele ser más fino.
Si los doblamos con una mala postura, la parte más débil del cable, la que sale del propio alimentador, terminará deteriorándose y estropeándose. Incluso puede que termine rompiéndose el recubrimiento plástico exterior y podamos ver el cableado metálico interior. Para evitarlo, nunca tiraremos de los cables a la hora de desconectarlo, sino del conector. Además, enrollaremos cada una de las partes de cable por separado y en forma circular (nunca alrededor del propio alimentador, aunque resulte más cómodo, pues el cable terminará deteriorándose a la salida del alimentador).
Hay que tener en cuenta que, si el alimentador falla o se deteriora y tenemos que cambiarlo, no es un repuesto barato. Uno original del fabricante nos costará alrededor de 120 euros, mientras que uno genérico más voluminoso y, en ocasiones, menos eficaz, rondará los 60-70 euros.