En más de una ocasión nos hemos referido al incipiente mercado del juego móvil, que podría encontrar en 2011 su año dorado. Uno de los segmentos que más éxito está cosechando es precisamente el de los títulos de corte social, que arrancaron como su propio nombre indica en el seno de redes, dando el salto a infinidad de dispositivos móviles conforme éstas iban abrazándolos.
Ayer mismo CityVille, el juego que a finales de año consiguiese superar en población a su hermano FarmVille, anunciaba haber rebasado la barrera de los 100 millones. El simulador social sumó, más concretamente, 100.065.578 usuarios mensuales activos tan sólo 42 días después de su lanzamiento, con un incremento de 15 millones en las últimas dos semanas. Dicen los expertos que su traducción (FarmVille sólo está disponible en inglés) ha tenido mucho que ver, residiendo un 50% de jugadores fuera de los Estados Unidos.
Semejantes cifras son difíciles de igualar, pero es que hablamos del peso pesado de Zynga, lo cual no quiere decir que las concernientes a sus rivales desmerezcan en absoluto: resultan menos acongojantes, pero sorprendentes al fin y al cabo. ¿Por qué semejantes cotas de adicción? Mi compañero José Luis tiene algo que deciros al respecto. Aquí nos centraremos en recoger las previsiones para un mercado que encara 2011 esperando ingresos superiores al billón americano de dólares.
eMarketer lo ha predicho: 1.000 millones de dólares para los juegos sociales de aquí al 31 de diciembre, lo que supone un incremento de $856 millones (un 28%) respecto a los números de 2010. Se estima que 62 millones de usuarios de Internet, un 27% del total estadounidense, jugará al menos a uno de estos títulos al mes.
Gran parte de las ganancias, como ya explicásemos en nuestra disertación vacuna del pasado noviembre, provienen del carácter freemium de estas producciones: pagar por pequeños items o privilegios que nos distingan entre el resto, inmersos en un entorno gratuito y por ende estándar. La otra vía de financiación es la publicitaria, con $192 millones en beneficios presumibles hasta 2012.
Está claro: lo social está de moda y los videojuegos nunca han estado más en boga a raíz de su apertura social. Los desarrolladores tienen que centrarse en aquello que las editoras querrán comprar y los juegos sociales son la mejor opción por su atractivo mainstream. En este contexto las marcas andan como locas por emplazarse de algún modo en el gameplay, lo que deriva en arcas llenas… que bien pudiesen comenzar a vaciarse si las redes sociales, como dicen algunos, no son más que una moda pasajera.