Lo que los expertos llaman persona managment es algo parecido a una carrera armamentística con tintes de novela de espías. Las armas: programas que permiten a un solo operador ponerse en la “piel digital” de decenas de internautas sólo existentes en el ciberespacio.
Una especie de revolución de la concepción de lo que es un grupo de presión. El lobby de las masas inexistentes que se encuentran con terreno abonado en las posibilidades que da internet para actuar anónimamente.
Las aplicaciones de persona managment son capaces de crear automáticamente perfiles de personas, con apariencia de historial de presencia en la red por meses y repletas de antecedentes “cultural y geográficamente consistentes” y “que puedan interactuar tanto en servicios convencionales y en redes sociales”.
La gente se da cuenta, no se puede ser muy obvio. No vale ir a un lugar de revisiones de clientes diciendo ‘esto es maravilloso, esto es maravilloso’ cuando muchos más están criticando
Al menos eso es lo que literalmente pedía la Fuerza Aérea de Estados Unidos cuando en 2010 sacó a subasta un contrato de provisión de ingeniería informática que permitiera que “un solo operador asuma el rol de diferentes personalidades digitales desde la misma computadora sin miedo de ser descubierto”.
Algo que el Reino Unido se dispone a declarar ilegal, como apunta Hicks. “Aparentar ser alguien que no eres y además no aclarar que actúas en nombre de una empresa será ilegal a partir de marzo”, explicó.
Una campaña bien articulada puede crear la impresión de que existe una fuerte demanda por una política concreta, gran aceptación de un líder, que vale la pena viajar a un lugar o que un producto verdaderamente es la mejor opción a la hora de comprar.
Eso sí, como advierte Hicks, “la gente se da cuenta, no se puede ser muy obvio”. “No vale ir a un lugar de revisiones de clientes diciendo ‘esto es maravilloso, esto es maravilloso’ cuando muchos más están criticando”.
“Las recomendaciones y las opiniones se han convertido en moneda de cambio y de gran valor”, opina Tomy Pelluz, de la red social Qapacity.
Un ejemplo, como recuerda el experto, es la estrategia de “atribución a nombre real” de Amazon, cuyos comentarios “más creíbles” son los que se hacen directamente con el nombre tal cual aparece en la tarjeta de crédito usada para comprar el producto sobre el que opina.
Otra estrategia en este sentido es la creación del documento de identidad electrónico para verificar la identidad de las personas cuando actúan en la red.
“Ya no firmamos nikky69 sino Nicodemio Pérez. La gente desconfía de lo que se dice si no se pone nombre y apellido y se certifica”, comenta Pelluz.
El problema es, como dice Pelluz, “hecha la ley, hecha la trampa”, y en este caso la trampa se llama persona managment.
Porque que aquello de amenazar al dueño de un hotel o restaurante con publicar una mala revisión de su negocio tal vez sólo le haga sonreír si es que ya paga por un ejército de desmentidores.