Hace diez años Apple anunció un dispositivo de medios revolucionario. Nadie esperaba un reproductor de música digital una categoría que ya tenía algún tiempo de vida y que era saludable, aunque no era la más atractiva. Pero tras la presentación del iPod por parte de Steve Jobs, el impacto que tuvo desde entonces cambió el futuro de Apple, dio lugar años después al iPhone y al iPad, y fue uno de los ‘culpables’ de que en 2011 se convirtiera en una de las dos empresas más valiosas del planeta.
Hasta hoy se han vendido más de 320 millones de unidades de iPods, y su popularización, junto a la tienda en línea iTunes Store, cambió las cosas para una industria como la musical, que en 2001 estaba débil y conmocionada por el auge de las descargas ilegales de música en servicios P2P como Napster o Limewire.
La contribución de Steve Jobs con el iPod le dio un respiro a la industria musical, gracias a sus comerciales de televisión que mezclaban la moda con artistas desconocidos (que se volvían ultrafamosos gracias a esos comerciales), a la innovadora tienda de música por descargas de iTunes (en un principio llamada iTunes Music Store) y a la facilidad de uso y simplicidad de diseño propias de un producto de Apple.
Pero en esa época también había bastante competencia en el campo de reproductores de música. Por ello, aunque el iPod fue, exagerando un poco, un ángel salvador para la industria de la música, también fue el victimario de otros dispositivos y tecnologías, entre ellos el mítico walkman y su sucesor de Sony, el discman, que no fueron capaces de enfrentar su diseño y gran experiencia de usuario.
1. El reproductor MP3 Rio.
En 1998, el Diamond Rio se ganó dos cosas: una demanda de la asociación de industria discográfica de Estados Unidos (RIAA) y la fama mundial que conllevó esa demanda.
Quizás la contribución más grande de Rio en el campo de reproductores digitales de música fue haber ganado esa demanda, ya que pavimentó el camino legal para que despegara este campo.
Los reproductores MP3 de marca Rio llegaron a ser muy populares en los años 90, y el PMP-300, o el Diamond Rio, como llegó a ser conocido, fue su dispositivo más vendedor y fue un éxito de ventas en la época navideña de 1998. Tenía capacidad de 32 MB con un puerto para añadir tarjetas de memoria. Su diseño anticipaba el del iPod, ya que tenía una rueda de control en el centro y pantalla encima, pero estaba lleno de errores de diseño que causaban que se desbaratara la compuerta de la batería y hasta se cayera la rueda de control.
El Rio, junto a otros rivales como el Nomad, de Creative, eran los líderes de un naciente pero tímido mercado que el iPod sacudió y se tomó por asalto en 2001.
2. El Zune.
El primer modelo del Zune salió en el 2006 y ostentaba una capacidad de 32GB, radio FM y una pantalla de tres pulgadas. Características nada desdeñables para la época, pero su suerte nunca estaba garantizada en un mercado donde el iPod dominaba casi el 70% de las ventas.
Pero como reportó ENTER.CO en el momento de su muerte, el destino del Zune no está del todo escrito. Gracias a una interfaz de uso y una infraestructura de descargas bien desarrollada, el reproductor portátil de Microsoft no ha muerto del todo, o es decir, ha sufrido una muerte Hindú: ha dejado atrás su cuerpo y su espíritu se ha vuelto parte del Windows Phone.
El futuro decidirá el éxito de este, pero la batalla final entre el iPod y el Zune se ha mudado definitivamente a la que libren el iPhone y el Windows Phone.
3. El legendario Walkman.
Cuando apareció a finales de los años 70, este dispositivo era el accesorio que había que tener. Un poco como un smartphone o un tablet de último modelo hoy, el dueño de un Walkman no solo tenía música a la mano, sino que también hacía una declaración de su estilo.
Era el primer reproductor estéreo portátil del mundo, e impuso el modelo de la reproducción portátil de música que el iPod haría suyo muchos años después.
De su rica historia, vale la pena recordar que tras el éxito inicial del Walkman, la industria musical reaccionó igual que como lo hizo mucho después con el formato MP3 y los reproductores digitales, con campañas antipiratería que amenazaban con el fin.
El logo de The Pirate Bay (una bandera pirata con los huesos cruzados sobre un casete), era el mismo logo de las campañas que intentaban convencer a los usuarios que grabar una canción de la radio a un casete era un crimen e iba en detrimento para los músicos.
Pues bien, la industria discográfica sobrevivió al Walkman de casete, pero este murió recientemente cuando Sony anunció el cese de su fabricación.
Hoy, la legendaria marca Walkman sobrevive con algunos reproductores musicales de muy buena calidad –pero que están muy lejos de las cifras de ventas del iPod–, y con algunos teléfonos móviles de la marca Sony Ericsson (que pronto será solamente Sony).
En verdad el Walkman de casete era un gran producto, fue el iPod de los 80, y siempre tendrá su lugar en la historia de los reproductores portátiles, algo así como el primer modelo T de los automóviles Ford, que aunque está a años luz de lo que se ofrece hoy, fue un innovador y transformó las cosas.
4. El Discman.
Por otro lado está el hermano joven del Walkman. El que hacía uso del ‘nuevo medio’ (el disco compacto), tenía un diseño diferente y también en su momento, por razones estéticas, todo el mundo lo quería.
El Discman fue muy popular mundialmente a finales de los años 80 y a principios de los 90, justo antes de que apareciera el formato MP3. Gracias a que usaba discos compactos, ofrecía mejor calidad de audio que un casete y una mayor capacidad de almacenamiento.
No era, sin embargo, un dispositivo perfecto: cuando el Discman estaba en movimiento, solía ‘saltarse’ el audio o este ‘se atascaba’ si recibía un golpe o hacía un movimiento brusco. Así que lo más importante de uno de estos dispositivos portátiles, funcionar en movimiento, no era el fuerte del Discman.
Es muy posible que Sony, por dedicar mucho tiempo y recursos en el desarrollo de tecnologías que anticiparan la conmoción de un movimiento e impidieran que el audio se saltara o atascara, perdió la oportunidad de montarse al bus MP3, y firmó sin saberlo el destino de una de sus marcas más exitosas.
Pese a los errores de Sony, hay que darle crédito al gigante japonés, ya que fue la compañía que más desarrolló el campo de los reproductores portátiles antes de que el iPod se volviera el producto insignia. Hubo Walkmans de todo tipo y precios, hasta para los ingenieros de sonido que requerían calidades y formatos mucho más altos que el usuario corriente.
Incluso hubo intentos de unir la marca con la tecnología Minidisc, y en los 90 se vieron varios Walkman MD que usaban esa tecnología. Hasta cuando salieron los primeros reproductores MP3, Sony sacó su propio reproductor de formatos digitales con su formato propietario (el ATRAC). Esto también fue una posible causa para el destino negativo del Walkman, ya que sus primeros reproductores solo eran compatibles con archivos de formato ATRAC y no con archivos MP3.