Mientras que a los usuarios de teléfonos multiusos les preocupa la piratería cibernética y otras amenazas similares, psicólogos y otros especialistas están preocupados por otro problema creciente: la adicción de muchas personas a sus teléfonos.
A veces, parecería que están mucho más dispuestos a interactuar con sus teléfonos que con otros seres humanos.
“Al ver a personas que obtienen su primer teléfono multiusos, hay una progresión muy rápida de tener un teléfono básico sobre el cual uno no dice gran cosa, a gente que ama su iPhone, le pone nombre a su teléfono y le adquiere diversas cubiertas (para protegerlo)”, dijo Lisa Merlo, directora de entrenamiento en psicoterapia en la Universidad de la Florida.
La creciente dependencia se produce en momentos en que más personas abandonan sus iPods, cámaras, mapas y libretas de teléfonos por la enorme variedad de capacidades de los celulares. En estos momentos existen programas para casi todo, desde medir el pulso hasta guiarlo a uno por las calles de la ciudad.
Merlo, psicóloga clínica, dijo que ha observado una serie de comportamientos entre usuarios de teléfonos multiusos que ella considera “problemáticos”. Entre ellos, algunos pacientes fingen estar hablando por teléfono o utilizando los programas de sus celulares para evitar contactos con otras personas en fiestas y bares. Otros están tan ensimismados con sus teléfonos que ignoran a todo el mundo a su alrededor.
“Entre más campanitas y silbidos tenga un teléfono”, dice, “es más probable que se apeguen demasiado a él”.
Michelle Hackman, una recién graduada de secundaria en Nueva York, se ganó un premio de ciencia de 75.000 dólares con un estudio sobre el apego de los adolescentes a sus teléfonos. Hackman encontró que estudiantes separados de sus celulares estaban subestimulados -un pulso lento era un indicador- y carecían de la capacidad de entretenerse.
Algunas personas tienen tal temor de perderse algo que duermen junto a sus teléfonos. Más de una tercera parte de los adultos estadounidenses tienen ahora celulares multiusos, dice el Centro Pew de Investigaciones, y dos terceras partes duermen con sus teléfonos al lado.
Michael Breus, un psicólogo especialista en sueño, dijo que sus pacientes a menudo describen cómo responden a mensajes electrónicos, envían textos y navegan la internet en sus celulares poco antes de irse a dormir. El no considera que sea una buena idea.
“Eso puede aumentar la excitación cognitiva”, dice, “causando la principal queja que oigo: ‘No puedo desconectar mi mente y dormirme'”.
Y esa dependencia de muchos usuarios muy probablemente seguirá aumentando, a medida que la gente usa sus teléfonos para actividades como compras y banca.
Para muchas personas, estar separadas de sus teléfonos causa ansiedad. De acuerdo con estudiosos en el Ericsson ConsumerLab, algunas personas se han vuelto tan dependientes de poder usar sus teléfonos en todo momento que sin ese acceso, “no pueden lidiar con sus rutinas diarias”.
Tonia Zampieri perdió su teléfono en un taxi cuando estaba de vacaciones en Washington. Ella tenía copias de sus contactos en su computadora, pero perdió fotos, videos y otra información.
Lo peor, dice Zampieri, es la sensación de quedar aislada.
“Estuve sin teléfono durante cuatro días, y fue espantoso. Me pasé el tiempo tratando de encontrarlo, hasta que me acordaba que no lo tenía. Para mí, es casi una adicción”, dice.