Si nos fijamos en las estadísticas sobre la penetración de la telefonía móvil, en muchos países nos encontramos que, en media, existe más de una línea móvil por habitante. Entre esta multiplicidad de líneas por habitante, podemos encontrar un alto número de líneas de uso profesional que, combinadas con un smartphone, permiten que los profesionales puedan tener acceso continuo a sus archivos o a su correo corporativo independientemente de su ubicación. Sin embargo, al abrir esta puerta a la movilidad, aumenta el riesgo para la seguridad de la información de las empresas algo que les preocupa cada vez más, según podemos ver en un estudio de reciente publicación.
El estudio, realizado por Kaspersky entre 1.300 responsables de TI de empresas europeas, pone en relieve que la seguridad de las comunicaciones móviles y sus terminales son uno de los retos a abordar por las empresas en estos tiempos y, además, de sus áreas de actuación con mayor prioridad. Si los smartphones han abierto la puerta a unas oficinas mucho más móviles, esta oficina móvil sumada al creciente número de tareas que pueden realizarse con los móviles ha aumentado los riesgos de sufrir fugas de información o acceso no autorizados.
Según los datos de este estudio, el 55% de los responsables de tecnología de las empresas están preocupados por la seguridad de los dispositivos móviles de la compañía, si bien es Italia el país europeo donde los responsables de TI parecen estar algo más concienciados con el problema (con un 57%), seguidos de Alemania (56%) y Reino Unido (53%).
¿Y realmente la telefonía móvil es un problema para las empresas? Personalmente creo que sí, de hecho, es algo que he visto en más de un ocasión en mi entorno laboral. La falta de concienciación de los empleados y una falta de cultura empresarial alrededor de la seguridad, al final, deriva en empleados distraídos que pueden olvidarse en un taxi su iPhone (que carece de clave para desbloquearlo) con acceso al correo corporativo y, por ejemplo, a unos documentos en Dropbox. Puede parecer una exageración pero, si el terminal es corporativo, suele importarnos algo menos que nuestro teléfono personal (quizás por que el personal nos cuesta dinero y el otro no) y, es muy posible que prestemos mucha menos atención a estos detalles.
Herramientas como Prey pueden ser un primer paso para mejorar la seguridad de los terminales móviles de nuestros empleados pero, como de costumbre, el propio usuario es la mejor línea de defensa y es la persona a la que estos responsables de TI deberían formar adecuadamente (si como bien dicen los números de la encuesta, están tan preocupados por estos asuntos) y prevenirles, por ejemplo, del malware circulante.