Joaquín Ayuso, uno de los pioneros de Tuenti, ha hecho un cambio de vida radical, aunque mantiene la esencia emprendedora. Su parte de los 70 millones de euros que pagó Telefónica por Tuenti la podría haber gastado en un deportivo y vivir la vida en California. Prefiere ir al trabajo en un viejo jeep y seguir creando en Los Ángeles. No olvida que su perfil fue el primero de la red social que impera en España, ni que empezó a escribir el código de una de las palabras más populares entre los jóvenes españoles, pero considera que, ahora, su guerra es otra.
También con un factor social y donde la privacidad es relevante… pero centrado en el conocimiento.
Glass (www.writeonglass.com) parece una red social, de hecho en algunos aspectos funciona como tal, pero se centra en compartir y comentar lo que se considera interesante, relevante o digno de ser contado a la gente de un entorno determinado. Bajo el lema “escribe en un cristal”, Glass permite crear una conversación en cualquier página web, sin necesidad de enviar un correo.
Por ahora, como pasó en Tuenti, el servicio funciona por invitación y crea grupos de contactos según decida el usuario. Para usarlo, además de darse de alta hace falta instalar un plug-in (un complemento) en el navegador y funciona en Firefox y Chrome.
Glass, cristal en español, crea una capa intermedia, invisible, entre el usuario y el contenido, de modo que mientras se lee una noticia, por ejemplo, se puede abrir una ventana justo a la altura del párrafo, la foto o el vídeo que se quiera comentar. Es transparente, no afecta al contenido. Pero al mismo tiempo es privado, solo lo ven los contactos que se deciden. A partir del comentario inicial, en esa ventana emergente creada al mismo nivel visual del contenido a destacar se puede crear una conversación contextualizada, con enlaces, fotos o vídeos de YouTube que se incrustan directamente.
El siguiente paso son dos aspectos cuya combinación no deja de sorprender. Los móviles y la realidad aumentada. “¿Te imaginas estar ante un plato en un restaurante, hacer una foto del mismo y decirle a mi hermana que tiene que probarlo?”, comenta en una mezcla de fantasía y ensoñación, “digitalizar la realidad sería el último paso y gracias a los teléfonos avanzados, el geoposicionamiento y herramientas como Glass podremos ser más sociales, pero también más prácticos y compartir conocimiento, no solo aspectos lúdicos de nuestra vida. Podremos pasar de la anécdota a la experiencia”, añade.
La creatividad tecnológica, en su opinión, no solo está en San Francisco, Stanford o Palo Alto: “Desde Los Ángeles se pueden crear proyectos interesantes y con un coste aceptable”. Lo dice, precisamente, una persona que se reunía con compañeros de clase en una cafetería VIPS cerca de Nuevos Ministerios (Madrid) o que creó el club de inversión en Bolsa de ICADE. Su obsesión en este momento es la privacidad. “No se trata de ser paranoicos, sino de ser limpios y conscientes de qué estamos contando”, matiza. “La entrada tanto en Tuenti como ahora en Glass por invitación no es para crear una élite, sino para que cada cual se sienta seguro y con gente que conoce en el mundo real”.