El auge de las redes sociales y lo que parece ser la aparición de un nuevo modelo de negocios que cambiará todo para siempre, levanta el temor de que en realidad se esté viviendo una nueva burbuja tecnológica que estallará como lo hicieron las empresas “punto com” hace poco más de una década.
¿Acaso la algarabía por las nuevas redes sociales y la conectividad ubícua han borrado de nuestra memoria el estallido de la última burbuja digital hace poco más de una década?
La flotación de acciones de LinkedIn y el entusiasmo generado alrededor del sitio social de compras Groupon parecen sugerir nuevamente que estamos viendo nacer un nuevo modelo de negocios que cambiará al mundo para siempre y creará una riqueza inconmensurable en el camino.
En lo más alto del “boom” de las “punto com” hace 12 años, cada empresario de internet era un perturbador del mercado, aplicando tecnología para hacer que todo, desde entretenimiento hasta mercados y servicios, sea más eficiente.
Estos empresarios eran como un David con su honda dispuesto a derribar a los Goliats del FTSE: “Tengan cuidado negocios tradicionales. No sobrevivirán”.
El estallido de la burbuja tecnológica disminuyó considerablemente el entusiasmo por las acciones de internet. Sin embargo, las compañía que fueron lentas en prestar atención al hecho de que el mundo efectivamente había cambiado para siempre, están viviendo las repercusiones incluso hoy.
HMV, por ejemplo, avanza con dificultad con un modelo de negocios anticuado. Otros, sin embargo, han tomado la honda que ha dejado rengueando a la industria discográfica y han aprendido a bailar mas bien con los perturbadores, para crear no solo nuevos modelos, sino también nuevos ecosistemas de negocios.
Pensemos en mayoristas como Waitrose y Ocado (dos importantes cadenas en el Reino Unido), o los sitios web de comparación de precios, y los dueños de medios importantes que ponen sus servicios en sus portales como una nueva fuente de ganancias en reemplazo de la publicidad.
Durante todo el estallido de las “punto com” y la crisis financiera, la banda ancha y la penetración de la tecnología móvil ha continuado incrementándose. La conectividad es ahora más barata y la compatibilidad es la norma.
El mundo se ha convertido irrevocablemente en una red y es móvil.
A raíz de esto, han emergido en el último lustro ecosistema muy diferenciados con compañías como Facebook, Apple y Google cada una manejando el tiempo y la atención de millones de usuarios que también son “fans”.
Microsoft se estaba quedando, pero su adquisición de Skype la ha puesto en el campo de “mira este espacio”. Cada uno de estos campos son profundamente sociales, hay una red en su centro. Cada una de ellas tiene una plataforma con cientos de millones de usuarios que obtienen servicios a través de ella.
Si tengo que predecir qué es diferente esta vez y quien prosperará, diría que la firma que organice la configuración de economías más inclusivas en sus ecosistemas – es decir que ofrezcan los mejores incentivos a consumidores y desarrolladores para el uso de sus plataformas – será la que gane.
Esto es lo que se llama “ecosistemas económicos”. Los ganadores son aquellas firmas que organicen el modelo de negocios en sus sus industrias. El ecosistema económico nos ayuda a ver que para ganar hoy, uno como propietario de negocios, tiene que buscar aliados naturales y alinear los intereses.
Los incentivos compartidos harán que los mercados adopten los servicios o productos de la compañía.
Por supuesto, hay otra diferencia importante. Compañías como LinkedIn y Groupon tienen ganancias que van en aumento. Aunque esto no determina totalmente la valoración de las mismas, si muestra claramente que estos modelos de negocios, con su entendimiento del manejo de redes, están en el camino correcto.
Por aquellos de nosotros que financiamos los emprendimientos en Europa, esto significa que vamos a contribuir mayoritariamente a la construcción de “Davids digitales”, compañías que entienden como reorganizar la economía para crear negocios robustos y sostenibles en el que todos ganen: clientes, mayoristas y, por supuesto, inversores.
Entonces, ¿por qué firmas como Groupon valen miles de millones? ¿Cómo puede algo tan simple como la organización de un grupo de descuento ser tan poderoso?
Porque los ecosistemas económicos están en boga.
Julie Meyer fundó el grupo First Tuesday en 1998 y ahora conduce Ariadne Capital, una firma de asesoramiento e inversión enfocada en tecnología.
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