Cuando se habla sobre el éxito de páginas web de descargas y/o streaming como Series Yonkis o Megavideo, que junto a muchas otras del mismo tipo suman casi 53 mil millones de visitas al año, suele salir a relucir el argumento de que no existe una oferta de pago razonable y sencilla. Así lo aseguraba el editor Amador Fernández-Savater en un polémico y muy difundido texto sobre una cena mantenida con la ministra de Cultura y varias figuras de diferentes ámbitos de la cultura.
De la misma opinión es Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, quien considera que ésa es una de las claves del problema. “No hay oferta para consumir cultura. La ministra ha estado más preocupada por otros asuntos como dejar fijado el canon digital.
Álex de la Iglesia, aún presidente de la Academia de Cine y activo internauta muy interesado en las cuestiones de propiedad intelectual (no hace mucho se reunió con figuras destacadas del mundo de Internet para debatir sobre el tema), reconoce los errores de la industria cinematográfica: “hemos perdido al menos cinco años en reaccionar. No hay oferta legal competitiva, exceptuando Filmin. No hay descarga ilegal si no hay oferta legal”, decía el famoso director en Twitter.
En esta situación, con una macroweb oficial anunciada en varias ocasiones por el Gobierno pero nunca materializada y una ley Sinde “tumbada” en el Congreso en diciembre, resucitada en el Senado en enero y aprobada definitivamente en el Congreso en febrero, la industria del entretenimiento nacional e internacional busca formas rentables de adaptar su negocio a la Red. El sector fonográfico, primero en sufrir las consecuencias del nuevo orden de cosas que llegó con Internet, se vio forzado a ser pionero en la creación de alternativas a los planteamientos tradicionales, una necesidad que se ha materializado en plataformas como iTunes o Spotify. Pero, ¿qué sucede con el cine? La industria del celuloide (habría que incluir aquí también el creciente negocio de las series televisivas) llega más tarde al cambio, aunque las propuestas comienzan a proliferar.
Los videoclubs online aún están muy lejos del éxito de las páginas de descargas gratuitas. La Asociación de Internautas ha querido demostrar que el problema es la escasez de oferta oficial. Para ello han realizado un estudio sobre la digitalización de series de televisión que revela que “el volumen de las series de TV digitalizadas por los usuarios es altísimo, teniendo en cuenta el número de 1.229 series, unas cuatro veces más que las 304 catalogadas en la página web FórmulaTV (“comunidad líder” auditada por la OJD)”.
Rafael Sánchez, director gerente de EGEDA (Entidad de Gestión de Derechos de los Productores), portavoz de las entidades de gestión de derechos de autor y director de negocio de Filmotech (el mayor portal oficial de alquiler de películas en España), considera que la colosal diferencia de oferta es insalvable ya que páginas como Series Yonkis (recién rediseñada como red social) recurren a “una competencia desleal”. “El proceso de crear y mantener un portal de descargas lleva aparejado unos costes que las webs piratas no tienen: hay que digitalizar, aplicar un control de calidad, visionar el material, desarrollar sistemas anticopia.
A pesar de las iniciales reticencias de la industria hacia el negocio filmográfico en Internet, poco a poco se van dando pasos hacia el proceso de digitalización. El último gran ejemplo lo constituye Pa negre, la película triunfadora en la última edición de los Premios Goya, que a partir del 23 de febrero puede verse por tan sólo 3 euros en la web de cine independiente Filmin. Además, cada vez más páginas web van ofreciendo interesantes servicios de alquiler de películas.