Por mucho que nos insistan una y otra vez, siempre hay alguien que enciende el teléfono antes de tiempo o no llega a apagarlo cuando viaja en avión. ¿Cuáles son los peligros reales? Casi nadie conoce una historia en la que una gasolinera haya volado por los aires por un teléfono móvil, pero intentamos no arriesgarnos, aunque sólo sea para evitar reproches de los empleados. Del mismo modo, tratamos de reprimir nuestra adicción por las comunicaciones y apagamos el teléfono si vamos en avión. Pero últimamente se está cuestionando esta precaución.
Arianna Huffngton, fundadora del Huffington Post y editora jefe de AOL, ha tenido su propia bronca en un avión por negarse a apagar su Blackberry. Y gente menos conocida se esconde para seguir utilizándolo o enciende el teléfono en cuanto el pie de aterrizaje toca tierra.
Sin embargo, una investigación de ABC indica que los móviles de los pasajeros sí pueden suponer un riesgo para la seguridad, al interferir con aparatos electrónicos de la nave. Concretamente, la cadena cita un informe confidencial de la industria aeronáutica que registra 75 incidentes en vueloxs de pasajeros entre 2002 y 2009, señalando que se encontró a pasajeros utilizando portátiles, teléfonos y otros dispositivos al mismo tiempo.
Los incidentes afectaron a los controles de vuelo (incluyendo el piloto automático y los sistemas de aterrizaje), a la navegación del avión o a los sistemas de comunicación. También provocaron falsas alarmas en los sistemas del avión, con el consiguiente peligro de que los pilotos dejen de comprobarlas asumiendo que se deben a los móviles y otros dispositivos de sus pasajeros.
El informe no demuestra que los incidentes se debieran a los dispositivos, pero parece señalar que se detuvieron después de advertir a los pasajeros. De modo que hasta que se demuestre la incidencia de los gadgets, parece uno de esos casos donde es mejor prevenir que curar.