Un modelo matemático desarrollado por investigadores brasileños permite prever el avance de una epidemia de dengue en determinado local a partir de variables como la movilidad humana, la natalidad y el número de infectados asintomáticos. El modelo demostró que estas variables influyen en la diseminación de la enfermedad tanto como el Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue, informó hoy Ciencia Hoje, el portal de noticias de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia.
El instrumento fue desarrollado por investigadores del estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), de la Universidad Federal de Pernambuco y del Centro de Investigaciones Aggeu Magalhaes.
El software permite entender mejor la dinámica del dengue en las grandes ciudades, identifica los principales factores asociados a la diseminación de la enfermedad y demuestra que es posible que se produzca una epidemia incluso con un pequeño número de residencias alojando al mosquito transmisor.
El gran diferencial del modelo es que, en lugar de ecuaciones propias para estudios epidemiológicos, el llamado SET Model tiene en cuenta factores espacio-temporales.
Para calcular la diseminación del virus el modelo tiene en cuenta los tres factores que consideran como más influyentes en su circulación: la movilidad humana, presencia de infectados asintomáticos en las ciudades y renovación demográfica (calculada a partir de factores como nacimientos, muertes, emigración e inmigración).
El estudio mostró que la movilidad de personas dentro de una ciudad es la que determina la duración de una epidemia, ya que en cuanto más personas circulan por ambientes diferentes, más posibilidades de ser picados por mosquitos infectados y, consecuentemente, más rápida es la diseminación de la enfermedad. Igualmente determinante es la presencia y la circulación de personas infectadas pero que no han desarrollado los síntomas de la enfermedad, que llega a ser la mayoría (65 por ciento) del total de contagiados.
El estudio mostró igualmente que la tasa de renovación humana no interfiere en la duración de una epidemia pero sí en su expansión.
“En el momento en que se registra un brote, la curva epidémica sube aceleradamente y después cae a niveles bajos. En ese momento la movilidad de las personas afecta la amplitud de la epidemia, mientras que la renovación humana no interfiere”, explica la matemática Lilian de César de Castro Medeiros, investigadora del INPE y una de las autoras del proyecto.
Pero cuando el brote pasa, es la renovación de la población, con la introducción de personas saludables y susceptible a la enfermedad, la que permite que el virus siga circulando y el surgimiento de una nueva epidemia. El modelo también demostró que es posible detener la circulación del virus si se reduce a menos del 10 por ciento la tasa de residencias con presencia del mosquito transmisor. (Xinhua)