La decisión de Steve Jobs de renunciar a su cargo como consejero delegado de Apple arroja dudas sobre su salud y supone el adiós a la escena pública de una figura icónica que transformó los hábitos de consumo de varias generaciones con productos como el iPod, el iPhone o el iPad.
Uno de los padres de la revolución informática del nuevo siglo deja su cargo. Cada “juguete” que lanzaba o, incluso, cada versión actualizada de sus productos provocaba la euforia entre sus seguidores. Sus conferencias eran seguidas con entusiasmo por millones. Pero ahora, las sombras en torno a su salud le hacen dar un paso atrás. En la carta enviada a la junta directiva de su empresa deja entrever un empeoramiento en su estado.
Su anuncio fue recibido con sorpresa por los medios de comunicación, aunque los indicios apuntaban desde hace tiempo que esta situación se podía dar en cualquier momento.
Jobs es uno de los empresarios más ricos de Silicon Valley, con un patrimonio que alcanza los 5.100 millones.
Jobs anunció el 17 de enero que se tomaba un permiso temporal para centrarse en sus problemas de salud, sin dar detalles. Hasta el pasado mes de junio, cuando compareció en la conferencia de apertura de WWDC 2011, en San Francisco (California), había aparecido en público sólo una vez más.
De orígenes humildes, hijo de una madre soltera, Jobs fue adoptado por una pareja de clase trabajadora cuando tenía una semana. Abandonó sus estudios universitarios en 1976 para fundar Apple ese año en un garaje de Mountain View junto con Steve Wozniak. Pero la abandonó en la década de 1980 debido al colapso de la empresa, aplastada por la competencia de los ordenadores con el sistema de operación de Microsoft.
En ese momento creó Next Computer, que nunca fue un éxito comercial pero sentó las bases para su vuelta a Apple, donde se encargó del diseño de los iMac y, tiempo después, de los iPod. La compra en 1996 de Next por parte de Apple trajo de nuevo a Jobs a la compañía que cofundó, y desde 1997 ha servido hasta ahora como su presidente ejecutivo, en una época en la que transformó la empresa en un gigante del sector tecnológico y en una de las compañías más rentables del mundo.
Jobs es uno de los empresarios más acaudalados de Silicon Valley, con un patrimonio que, según los cálculos de la revista Forbes, alcanza los 5.100 millones de dólares e incluye, además de los títulos de su empresa, una importante participación en el grupo Disney.
Previamente había sido el presidente ejecutivo del estudio de animación Pixar, hasta que fue comprado por The Walt Disney Company en 2006, momento en el que pasó a formar parte de la junta directiva de la compañía. Esa incursión en el mundo del cine comenzó en 1986, cuando el entonces exdirectivo de Apple pagó 10 millones de dólares por una división de Lucasfilm dedicada al diseño de ordenadores de alta capacidad gráfica, que se convertiría en Pixar.
Bajo su liderazgo, se crearon películas como Toy Story, todo un éxito continuado por sus secuelas, que sentó las bases de un nuevo estilo en el mundo de la animación y que sigue siendo el gran referente del estudio.