De entre los 200 tipos de cáncer, el de mama es el que más afecta a las mujeres y el que presenta mayor índice de mortalidad en las que tienen entre 35 y 54 años. El diagnóstico precoz es, según los expertos, la mejor opción para vencerlo, ya que reduce la mortalidad en un 29%. Ahora, una nueva tecnología adelanta hasta un año la capacidad de diagnóstico de este cáncer sobre los métodos actuales.
Se llama Mammi y fue presentada ayer en Valencia. El nuevo producto – de tecnología original española- es fruto de una colaboración mixta entre la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), el Instituto de Instrumentación para Imagen Molecular (CIEMAT) y la empresa valenciana Oncovisión.
Mammi es un sistema PET -medicina nuclear- que mide el consumo de azúcar de los tejidos, ya que una célula cancerígena gasta entre 20 y 40 veces más que una normal. La novedad respecto a la tradicional resonancia magnética es que su resolución es hasta cuatro veces mejor, por lo que es capaz de localizar lesiones muy pequeñas. El análisis se realiza directamente sobre la mama, en vez de sobre el cuerpo entero, que aumenta la fiabilidad y reduce la radiación. Con los actuales sistemas, “hay hasta un 25% de falsos positivos, mientras que Mammi los reduce hasta un 2% o un 3%”, explicó José Mª Benlloch, investigador del CSIC y coordinador del proyecto.
Además de la detección temprana de un tumor, permite evaluar si los tratamientos con quimioterapia o radioterapia están siendo efectivos. También ofrece mayor seguridad tras una cirugía, ya que puede analizar con precisión si un tumor se reproduce o no y evitar que las cicatrices se confundan con lesiones.
“El proyecto supone situarse a la vanguardia en detección de cáncer de mama”, insistió Francisco Mora, vicerrector de Planificación e Innovación de la UPV. Pero no es sólo cuestión de resultados. “El cáncer de mama es maligno en muchos sentidos, ya que tiene un gran impacto personal, familiar y social”, añadió Gabriel González Pavón, director de Oncovisión. Por eso, se ha intentando humanizar más el momento de la revisión y la máquina ha sido creada bajo criterios ergonómicos.
La camilla es accesible para pacientes con movilidad reducida y les permite descansar en una posición cómoda, en la que la mama no es comprimida. Además, el examen dura unos 10 minutos “lo que permite examinar a más mujeres”, afirmó González Pavón. Aunque la máquina ya ha sido aprobada en Bruselas para su comercialización, los investigadores presentaron Mammi como un sistema complementario a los actuales métodos de detección, basados, sobre todo, en el screening (mamografía). “Este método es peor, pero tiene la ventaja de que está muy introducido”, añadió González Pavón.