“La muerte es la mejor invención de la vida. Purga el sistema de viejos modelos obsoletos”. En una entrevista concedida en 1985 a la revista Playboy Steve Jobs aseguró que todos, incluso él, nos quedamos anticuados, desfasados. Sin embargo, el genio de Apple se equivocaba. Han pasado 365 días desde su fallecimiento y nadie ha conseguido llenar el hueco que el padre del iPod, el iPhone y el iPad dejó en el mundo de la tecnología.
En el primer año sin Jobs no hemos asistido al lanzamiento de ningún producto realmente revolucionario, ni siquiera Apple lo ha logrado sin su faro guía. Tampoco ningún gurú de los microchips ha conseguido acercarse, ni de lejos, al nivel de las puestas en escena del hombre capaz de dejar sin aire a toda la industria de la electrónica de consumo con únicamente tres palabras: “una cosa más”.
Doce meses después de su muerte es inevitable pensar cómo habría sido el último año con Steve Jobs dirigiendo la compañía de la manzana mordida y repasar las razones por las que todavía nadie ha llenado el vacío que dejó en el sector tecnológico:
1.- Nadie tiene su visión
Una entrevista ‘perdida’ rescatada del olvido hace unos pocos días nos ha revelado que Steve Jobs fantaseaba ya con el concepto del iPad en 1983. Quería “introducir un ordenador que sea increíblemente bueno dentro de un libro que puedas llevar contigo y aprender a usar en 20 minutos”.
Esa es sólo una pequeña muestra de cómo su espíritu innovador transformó la industria y abrió nuevas líneas de negocio en las que nadie había reparado. Es una pena que el cáncer de páncreas no le permitiese revolucionar otros productos como la televisión.
2.- Nadie tiene su pasión
“Tenéis que encontrar lo que amáis […]. La única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que haces”. En 2005, Steve Jobs dejó claro en su famoso discurso en la Universidad de Stanford cuál había sido la clave de su éxito y el de Apple: la pasión por crear los mejores productos del mercado.
Precisamente ese ingrediente, la pasión, es el que muchas veces falta en un sector que casi siempre se fija más en los beneficios que en la innovación. A Jobs no le importaba el dinero. Cuando regresó a Apple su salario era inferior al de muchos de los miembros del consejo de administración. La única condición que puso para volver fue tener plenos poderes para dirigir el proceso creativo de la compañía, su verdadera pasión.
3.- Nadie ha sido capaz de igualar sus presentaciones
Estuve presente en la presentación en San Francisco del iPad 2 en marzo de 2011, la última aparición pública de Steve Jobs. A pesar de tener un estado de salud muy deteriorado y precario, Jobs mantenía un aura que hacía presagiar que algo importante, especial, iba a suceder. Era capaz de llevar a la audiencia a un estado de excitación que rozaba el clímax cuando pronunciaba su famosa frase “una cosa más”.
A pesar de que sus movimientos y sus palabras, incluso sus estudiados silencios, son materia de estudio en el mundo empresarial, ningún alto directivo del mundo de la tecnología ha conseguido siquiera acercarse al impacto mediático que el padre de Apple lograba con su jersey negro de cuello tortuga, su pantalón vaquero y sus zapatillas New Balance, armado únicamente con un mando para pasar diapositivas.
4.- Nadie tiene su personalidad
Se dice que Steve Jobs tenía un carácter difícil, que sus gritos y sus broncas eran el hilo musical que resonaba a diario en la sede central de Apple en Cupertino (California, EEUU). Sin embargo, el siempre justificó su actitud como el único camino para sacar lo mejor de cada uno de sus empleados. Bajo el mandato de Jobs en Apple, el único camino era la excelencia.
También defendió su visión hasta las últimas consecuencias. Se enfrentó casi todos los grandes ejecutivos de la tecnología: calificó de “plagio” y “chapuza” al sistema operativo Windows de Microsoft, dijo de Bill Gatesque no tenía gusto, paró los pies a Google, cerró las puertas a Abobe hasta que el gigante del software hincó la rodilla e inició una batalla judicial contra Samsung que continúa un año después de su muerte.
5.- Nadie tiene su capacidad para inspirar a la competencia
Su casi enfermizo deseo de ser el número uno y lanzar los mejores productos era un acicate también para la competencia. Jobs estimulaba a las empresas rivales con cada lanzamiento y cada descarnado ataque. Cuando presentó el iPod, Microsoft corrió para desarrollar y lanzar Zune. Si Apple lanzaba un nuevo sistema operativo iOS, Google contraatacaba con una nueva versión de Android.
Tras la llegada del iPhone, las compañías punteras del sector de la telefonía móvil se lanzaron a creación del deseado ‘iPhone Killer’, dando lugar a la aparición de grandes terminales como el Samsung Galaxy III. En poco más de una década, Jobs transformó Apple de una empresa casi en ruinas a la unidad de medida en el sector tecnológico.
SIN LUAGAR A DUDA NUETRO PLANETA FISICAMENTE PERDIO UN GRAN HOMBRE,QUIEN CON SUS LEGADOS VIVIRA ENTRE NOSOSTROS, PUES CUANDO SE PIENSE ENTEGNOLOGIA HAY ESTARA JOBS, ESPECIALMENTE CUANDO SE PEIENCE EN EL SIGNIFICADO DE LA I EN LOS PRODUCTOS APPLE.