Futurólogos digitales como el británico Ian Pearson dicen que la televisión de finales del siglo XXI ni siquiera formará parte del mobiliario, sino que será un objeto minúsculo, portátil, flexible e incorporará funciones que hoy tiene nuestro computador.
“Habrá lentes de contacto con las que las imágenes de televisión se recibirán directamente en la retina. Como la imagen llegará a distintos ojos, podrá verse en tres dimensiones, incorporando las imágenes al mundo real”, dijo Pearson en una ocasión a la BBC.
Firmas como la consultora británica de tendencias y estrategia de marca The Future Laboratory van más allá y afirman que el uso de lentes de contacto irá acompañado de tatuajes que nos permitirán “sentir” lo que sienten los actores o protagonistas de los programas.
Por muy disparatadas que parezcan estas teorías lo cierto es que las pistas que nos da hoy la tecnología apuntan a la inmersión, integración de dispositivos y a una televisión donde prime el elemento social.
No todas las teorías son tan aventuradas, algunos siguen concibiendo al televisor del futuro como un elemento físico presente en el hogar.
A mediados de año, un artículo de la revista New Scientist hacía hincapié en que la televisión del futuro sería como un “empapelado”; una capa flexible (no necesariamente cuadrada) integrada en las superficies de nuestro hogar con la que podremos tener una experiencia verdaderamente inmersiva y acceder a programas, películas, páginas de internet o a redes sociales.
En el artículo se habló de experimentos del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT) que ensayan el uso de sistemas que permitan proyectar en nuestra periferia la imagen que vemos en la pantalla, para crear esa auténtica experiencia inmersiva.
Más allá de cual será el soporte del futuro, lo que sí parece seguro es que el matrimonio entre el televisor y la internet es irreversible, para dar paso a un mundo de televisión social, donde la oferta de programas sea tan amplia que nuestras elecciones se rijan por lo que vean nuestros familiares y amigos.
Según explicó a BBC el también futurólogo digital Mike Ryan, “en los próximos 80 años veremos el colapso de los canales y el advenimiento de la televisión personalizada. La televisión será social”.
“Imaginemos Facebook, todos nuestros amigos viendo la televisión juntos cuando decidan hacerlo. Tú eliges el momento y la gente con la que quieres ver el televisor”.
Las pantallas “serán más grandes, más planas, las veremos en paredes e incluso suelos”, apuntó. “Habrá una conexión entre todos nuestros aparatos: televisor, teléfono celular, tableta. Estaremos en control de qué medio queremos ver”.
Por su parte Dawn Airey, exdirectora ejecutiva de Channel Five en Reino Unido, no descartó que la televisión del futuro integrara proyecciones holográficas.
“Primera fase”
Las últimas innovaciones gestadas en Silicon Valley, en Estados Unidos, han hecho realidad el concepto de televisor “inteligente”, conectada a internet, manejada por gestos, voz e incluso movimientos oculares.
Microsoft ya ofrece servicios de televisión a través de internet directamente en su consola Xbox, cuyas imágenes pueden detenerse o manipularse mediante comandos de voz.
Google lanzó hace más de un año su Google TV, y aunque todavía da la impresión de ser un mero objeto de culto “geek”, más que un producto de masas, la compañía dice que el proyecto tan sólo está en su “primera fase”.
“Vamos a pasar a tener 100.000 canales. ¿Cómo podemos ser útiles al usuario”, dijeron a BBC miembros de Google, “ayudándoles a encontrar lo que quieren ver”.
A nadie más que a Facebook le interesa esta última línea, tal y como explicó su director de productos Carl Sjogreeen, quien asegura que encontrar los contenidos que nos gustan entre tanta cantidad de información será difícil, de ahí el rol de las redes sociales.
“Nos imaginamos una televisión donde la experiencia de los descubrimientos sea más atractiva, basada en lo que tus amigos están viendo, en tus intereses”
El fundador de Apple Steve Jobs también trató de imaginar cómo sería esa televisión del futuro y según señaló en su biografía antes de morir, su idea era construir una televisión con una interfaz muy simple.
Según explicó a su biógrafo Walter Isaacson el dispositivo accedería a la iCloud y estaría conectado a muchos otros aparatos.
Es por ello que el bloguero tecnológico Robert Scoble, también conocido como un “evangelista de la tecnología”, está convencido de que después de iPad y del iPhone no sería raro que apareciera una iTV.
“Tendrás una pantalla lejana y otra más pequeña con la que podrás interactuar y que tendrá un efecto en la otra pantalla”, explicó en una entrevista a Rory Cellan Jones, corresponsal de tecnología de la BBC.
Con tanta televisión inteligente ¿Será que desaparecerá la llamada televisión basura?
Va a ser que no, dicen expertos como Dawn Airey, quien señala que del mismo modo que en los 70 uno de los programas con mayor audiencia en países como Reino Unido era el concurso de talentos “New Faces”, hoy lo son otros del mismo corte como X Factor.
Y es que por mucho que la tecnología mute para adaptarse a nuestras necesidades, la fórmula mágica para ganar audiencia, dice Airey, sigue siendo la misma: programas “donde la gente comparte experiencias y que se ven en familia”, así que por el momento apuntó, “lo que veremos será muy parecido a lo que estamos viendo ahora”.