¿Cómo elegir un smartphone? Hay varios elementos para tener en cuenta. Respecto del hardware, lo primero es decidir si se desea un teclado físico o no. La buena noticia es que la mayoría de los smartphones nuevos combina el teclado con un pantalla táctil, intentando ofrecer lo mejor de dos mundos: por ejemplo, el nuevo RIM BlackBerry 9900, el Nokia E6, el Samsung Galaxy Pro, el Motorola Pro, el Motorola Milestone o el LG Optimus Pro, entre otros.
La pantalla táctil no es vital, por supuesto, aunque puede resultar muy conveniente. Si se elige un equipo con este tipo de display hay que tener en cuenta que hay dos tipos: los capacitivos y los resistivos.
Los primeros registran el contacto del dedo sobre el vidrio de la pantalla y no requieren presión, además de permitir múltiples toques simultáneos. Los resistivos, de plástico blando, son más económicos, pero menos sensibles.
El display puede ser LCD o Amoled; este último gasta en promedio menos energía que el LCD y tiene mayor visibilidad a la luz del sol. Importa también la resolución; cuanto más pixeles por pulgada, más realista será la vista en pantalla.
La mayoría de los smartphones sin teclado funciona a 800 x 480 o 960 x 540 pixeles; algunos, como el Samsung Galaxy Note, llegan a 1280 x 720 pixeles. La pantalla del iPhone es de 960 x 540 pixeles, pero de mayor densidad a lo usual.
Los smartphones de gama media tienen chips de entre 800 MHz y 1 GHz; los de gama alta corren a más de 1 GHz y son de doble núcleo. Como sucede en la PC, tener más de un núcleo permite una mejor performance, sobre todo en tareas multimedia (videojuegos, registro o reproducción de videos de alta definición).
Los equipos más nuevos tienen 512 MB o 1 GB de RAM; cuanto más, mejor, pero junto con el procesador y la RAM hay que mirar el sistema operativo- Los smartphones modernos tienen, casi sin excepción, conectividad 3G y Wi-Fi, además de GPS y Bluetooth.
Y suman un acelerómetro para rotar la pantalla y, en algunos casos, un giróscopo y un altímetro, para ayudar en el registro más preciso de movimientos y en la ubicación geográfica.
Muchos le agregan al conector USB un puerto HDMI para reflejar en una pantalla grande lo que se ve en la pequeña; unos pocos (como los nuevos Galaxy de Samsung) usan el conector MHL, que combina un USB con un HDMI, pero necesita un adaptador.
Todos tienen cámaras traseras, de 5 a 12 megapixeles. Los más sofisticados graban video en Full HD o 720p, y usan un flash LED, menos poderoso que el Xenon del Nokia N8.
Los móviles nuevos tienen, por lo general, almacenamiento interno (8, 16 o 32 GB), pero no todos disponen de una ranura para tarjetas microSDHC, algo que conviene tener en cuenta, sobre todo si se planea grabar videos en alta definición, tener una discoteca amplia, etcétera.
Dos equipos (el Nokia N9 y el Motorola Razr) comparten con el iPhone 4/4S el uso de microSIM, una versión más pequeña del chip tradicional para tener línea en el móvil, y que los usuarios deberán pedir a su operadora para poder usar el equipo.
A la vez, para insertar una microSIM en un móvil convencional habrá que usar un adaptador. La batería también aporta lo suyo. Cuanto mayor sea su capacidad (medida en mAh, miliamperes por hora) mayor será en teoría la autonomía del equipo.
Pero también influye el tamaño de la pantalla, el principal consumidor de energía en un móvil, y el procesador. Una batería más grande, además, implica un equipo levemente más pesado.