Twitter es una red social que se ha convertido en un importante canal de comunicación para empresas y marcas (donde incluso pueden abrir ventanillas de atención al usuario), un lugar en el que informarnos de los temas que nos interesan, promocionar nuestro perfil de manera profesional o intercambiar opiniones con otros usuarios o con nuestros amigos. Esta facilidad de establecer conexiones “de igual a igual” y la velocidad de difusión de los contenidos son dos de sus valores diferenciales aunque, a veces, la velocidad de difusión sea un arma de doble filo que no pueda parar ni la eliminación de los mensajes publicados.
Casos como el de la NBC, que perdió el control de la cuenta de Twitter de sus informativos, nos hacen reflexionar en la necesidad de establecer las medidas de control necesarias que garanticen la seguridad de nuestra cuenta para evitar accesos no autorizados y, además, establecer ciertos criterios de uso y análisis de la información que recibimos para disfrutar de Twitter sin llevarnos ningún tipo de sobresalto.
Cuidado con las aplicaciones que envían tweets automáticamente
Hay una expresión muy popular, que proviene de una expresión inglesa del siglo XVI, que dice que “la curiosidad mató al gato” y, la verdad, en el mundo de las redes sociales, la curiosidad por conocer ciertas cosas puede tornarse en un riesgo que ponga en peligro la integridad de nuestros perfiles. Al igual que en Facebook hay “aplicaciones trampa” que dicen ofrecernos listados en los que ver qué amigos visitaron nuestras fotos o quiénes dejaron de ser nuestros amigos y que, realmente, no ofrecen nada de lo que prometen y lo único que buscan es invadir nuestro perfil, en Twitter podemos encontrar aplicaciones similares que, sin nuestro conocimiento (o informando de manera poco clara), se dedican a enviar mensajes en nuestro nombre.
Uno de los casos más llamativos son las herramientas que prometen mostrarnos listados de gente que ha dejado de seguirnos y, salvo contadas excepciones, la gran mayoría de las aplicaciones lo que hace es publicar tweets en nuestro nombre para ver si nuestros contactos también caen en la trampa llamados por la curiosidad de conocer quiénes les han hecho unfollow. De hecho, la mayoría de estas herramientas parecen explotar “nuestros excesos de ego” porque también podemos encontrar herramientas de análisis de actividad (estadísticas sobre nuestra cuenta) que, semanalmente, lanzan mensajes con el número tweets que hemos publicado, las respuestas recibidas o los retweets que nos han hecho.
¿Y por qué es importante vigilar este tipo de cosas? Bajo mi punto de vista, este tipo de tweets puede afectar negativamente a nuestra reputación (pecando de exceso de ego) y, además, puede servir como pie a que otros usuarios caigan en este tipo de aplicaciones no demasiado honestas que, en su mayoría, lo único que buscan es acceder a los datos de nuestra cuenta.
De hecho, si tras probar una aplicación (que requiera acceso a nuestra cuenta) observamos que ésta realiza publicaciones automáticamente, lo que debemos hacer es ir a la configuración de nuestro perfil en Twitter y revocarle los permisos de acceso a nuestra cuenta.
Revisa periódicamente las aplicaciones autorizadas a acceder a tu cuenta
Tanto si hemos detectado aplicaciones que envían tweets que no nos gustan (o que no encajan con nuestra estrategia) como si no, es muy recomendable visitar de manera periódica el listado de aplicaciones que tiene acceso a nuestro perfil. El ecosistema de aplicaciones de Twitter funciona gracias al API que esta red social pone a disposición de los desarrolladores y que, cara al usuario, se traduce en un proceso de autorización de acceso a nuestra cuenta.
Es bastante normal que, conforme pasa el tiempo, vayamos acumulando permisos concedidos a aplicaciones como Spotify, servicios como Tumblr, Klout, Instagram y un largo etcétera de aplicaciones. Seguramente, algunas de estas aplicaciones hayamos dejado de utilizarlas y, por tanto, sería recomendable revocar sus permisos.
Por tanto, de manera periódica (cada mes o cada dos meses), deberíamos acceder a la configuración de nuestra cuenta y, dentro del apartado aplicaciones, revocar los permisos de las aplicaciones que ya no utilicemos (evitando así que puedan acceder a nuestra cuenta). Es más, independientemente de que hayamos cambiado la contraseña de nuestra cuenta, la autorización seguirá vigente salvo que la revoquemos y, por tanto, las aplicaciones podrán seguir accediendo al perfil o publicar en éste (un detalle a tener en cuenta si, por ejemplo, gestionamos cuentas para terceros y nos ceden el control de una cuenta nueva que ha sido gestionada anteriormente por otra empresa u otra entidad).
Desconfía de los perfiles “falsos”
Teniendo en cuenta que existen 500 millones de cuentas en Twitter, no es nada descabellado pensar que entre todas ellas existan cuentas falsas (de esas que se venden para aumentar el número de seguidores de una marca) y cuentas dedicadas a la difusión de spam o que intentan llevarnos a páginas web de contenido bastante dudoso.
Si tenemos bastante experiencia en Twitter, seguramente, todo lo que vamos a comentar puede que nos parezca algo básico pero, bajo mi punto de vista, no está de más recordarlo por si alguna vez a alguien le llega un mensaje de alguien totalmente desconocido que le invita a conseguir un iPad o visitar una página web que, además, vendrá ofuscada mediante algún acortador de urls. Ante este tipo de situaciones, lo más recomendable (antes de hacer clic sobre el enlace) es visitar el perfil y ver el tipo de actividad que tiene para cerciorarnos si su actividad es o no lícita.
En el caso de que no nos fiemos del contenido, podemos ignorar el mensaje recibido o, incluso, notificar a Twitter que el perfil realiza spam o directamente bloquear que pueda escribirnos.
Vigila las sesiones abiertas
Aprovechando que acabamos de estrenar el mes de agosto y que, por tanto, muchos nos tomamos unos días de vacaciones, no está de más recordar algunos consejos para que tener unas vacaciones tranquilas desde el punto de vista tecnológico y evitar que nuestras cuentas se vean comprometidas. Si vamos a acceder a nuestra cuenta desde equipos públicos o equipos de alguna otra persona, es muy importante cerrar la sesión cuando dejemos de usar nuestra cuenta para así evitar que otra persona pueda hacerse con el control de nuestra cuenta.
A diferencia de Gmail, Twitter no cuenta con ningún tipo de utilidad que nos indique qué sesiones tenemos abiertas (más allá de las aplicaciones que tienen acceso al perfil), por tanto, si solamente cerramos la ventana del navegador, nuestra sesión abierta podría ser aprovechada por otra persona que, incluso, podría cambiar la contraseña y robarnos nuestra identidad en Twitter.
Para evitar este tipo de situaciones, lo más recomendable es utilizar los modos de navegación privada que incluyen la mayoría de navegadores, cerrar la sesión de la cuenta antes de cerrar la ventana del navegador o, directamente, acceder a la configuración del navegador para borrar los datos privados (principalmente las cookies de sesiones abiertas).
Navega de manera segura
Pensando en el acceso desde redes wi-fi públicas, por ejemplo, en una cafetería o en un aeropuerto, casos como los de Firesheep nos mostraron la necesidad de cifrar el tráfico de navegación de servicios como Twitter o Facebook.
En el caso de Twitter, podemos “forzar” el uso de SSL accediendo a la configuración de nuestra cuenta y marcando la casilla correspondiente para que el acceso a la web de Twitter siempre se realice con tráfico cifrado en todo momento.