Los smartphones de hoy en día están repletos de funciones. A menudo sustituyen a otros dispositivos, como puede ser un lector MP3, una cámara compacta, un reproductor de vídeo portátil, una videoconsola e incluso un navegador GPS. Eso implica grandes necesidades de espacio para guardar música, películas, fotografías o videojuegos. Encima, queremos llenar nuestros teléfonos móviles inteligentes con todo tipo de aplicaciones. Y todos esos datos deben poderse guardar en el smartphone. La memoria interna del dispositivo es limitada y no siempre es posible ampliarla mediante tarjetas de memoria microSD, que son las más habituales. Existen modelos en el mercado sin ranura de expansión. Además, algunas aplicaciones para móviles no pueden instalarse en un soporte extraíble.
Por si fuera poco, la resolución de las pantallas de los smartphones ha aumentado mucho. De ahí que cada vez haya más modelos capaces de reproducir contenidos en alta definición, como películas y juegos HD; hasta las aplicaciones son HD. Igualmente, las cámaras integradas han mejorado, y permiten tomar imágenes fijas y en movimiento con alta resolución. Todo eso implica ficheros cada vez más grandes, que devoran a marchas forzadas la capacidad de almacenamiento de la terminal. Cuando la memoria (interna o externa) se agota, siempre lo hace en el momento más inadecuado. Nos sucede fuera de casa, donde no podemos liberar espacio del smartphone, volcándolo a un ordenador. Entonces debemos enfrentarnos a la difícil decisión de borrar esas fotografías memorables de la última fiesta o desinstalar esa aplicación tan útil.
¿Cuánta memoria es suficiente? ¿Qué debemos tener en cuenta cuando vamos a comprar un nuevo smartphone? La respuesta puede ser cuanta más mejor, pero la cuestión es si uno puede permitírselo. La capacidad de almacenamiento de los smartphones se vende cara. A menudo, el precio no es proporcional al aumento de memoria. Por ejemplo, un iPhone 5 con 16 GB cuesta 669 euros, y su precio aumenta a 769 euros con 32 GB; si queremos el modelo con 64 GB, el coste se dispara hasta los 869 euros. Así, cada usuario debe preguntarse cuánto dinero está dispuesto a gastar por mantener todos esos vídeos, fotos, aplicaciones y juegos en su móvil.
Si el smartphone dispone de una ranura de expansión, una memoria interna de 16 GB puede ser suficiente para inmensa mayoría de los usuarios. Es la solución más flexible. Se puede reservar la memoria interna para instalar las aplicaciones, especialmente aquellas que no funcionan en soportes extraíbles. Luego, los contenidos multimedia (fotos, vídeos, juegos y películas) pueden ir en tarjetas microSD, que se pueden ir comprando según hagan falta. En la actualidad, muchos usuarios estiman que 32 GB es la cantidad de memoria interna ideal para un smartphone, sobre todo si carece de ranura de expansión, como es el caso del iPhone 5. Por último, pagar por un smartphone con 64 GB puede ser demasiado para las necesidades corrientes, aunque no sería tanto si se tratara de una tableta.