Los enormes requerimientos energéticos de compañías como Amazon, Google y Facebook revelan el lado menos sustentable de Internet, con centros de datos que requieren el equivalente a la energía que consume una ciudad entera.
Las máquinas de Jeff Rothschild en Facebook tenían un problema que sabía que tendría que resolver inmediatamente. Estaban por fundirse.
La compañía había estado llenando un espacio alquilado de 13 por 20 metros con estantes de servidores que se necesitaban para almacenar y procesar información de las cuentas de los usuarios. La electricidad que alimentaba las computadoras estaba sobrecalentando los conectores Ethernet y otros componentes cruciales.
Pensando rápidamente, Rothschild, el jefe de ingenieros de la compañía, se llevó algunos empleados en una expedición para comprar todos los ventiladores que pudieran encontrar -“Dejamos sin ventiladores a todas las tiendas Walgreen de la zona”, dijo- para lanzar aire fresco sobre los equipos y evitar que se cayera el sitio en la Red.
Eso fue a comienzos de 2006, cuando Facebook tenía apenas 10 millones de usuarios aproximadamente y solo un sitio de servidores principal. Hoy la información generada por casi mil millones de personas requiere versiones gigantescas de estas instalaciones, llamadas centros de datos, con filas y más filas de servidores en cientos de miles de metros cuadrados y con sistemas de refrigeración industriales.
Y estos son una mínima parte de las decenas de miles de centros de datos que existen ahora para sostener la explosión general de información digital. Cantidades estupendas de datos son puestas en movimiento cada día cuando con un clic o toque inocuo la gente descarga películas de iTunes, mira el balance de sus tarjetas de crédito a través del sitio de Visa, envía correo electrónico a través de Yahoo con archivos agregados, compra productos en Amazon, twitea o lee los diarios online.
Un examen a lo largo de un año de The New York Times ha revelado que estos cimientos de la industria informática están en fuerte contradicción con su imagen de acerada eficiencia y de ser amigable con el medio ambiente.
La mayoría de los centros de datos están diseñados de tal modo que incongruentemente malgastan cantidades inmensas de energía, según muestran entrevistas y documentos. Las compañías con sitios en la red comúnmente mantienen a sus instalaciones a capacidad máxima las 24 horas del día no importa la demanda que tengan. Como resultado de ello, los centros de datos pueden llegar a malgastar el 90 por ciento o más de la energía que obtienen de las redes eléctricas, según descubrió el Times.
Para cubrirse contra cortes, utilizan además bancos de generadores con emisiones de humo de diesel. La polución de los centros de datos ha sido denunciada cada vez más por las autoridades por violar las regulaciones de aire limpio. En Silicon Valley, muchos centros de datos aparecen en el Inventario de Contaminantes Tóxicos del Aire , una lista de los principales centros estacionarios de polución diesel de la región.
A nivel mundial, los almacenes digitales usan alrededor de 30.000 millones de vatios de electricidad, aproximadamente el equivalente de la producción de energía de 30 plantas nucleares, según estimados del sector compilados por expertos para el Times. De acuerdo a los estimados los centros de datos de los Estados Unidos dan cuenta de entre un cuarto y un tercio de esa carga.
“Para la mayoría de la gente, incluso gente del sector, es casi imposible entender las cifras por el increíble tamaño de estos sistemas” dijo Peter Gross, que ayudó a diseñar cientos de centros de datos. “Un solo centro de datos puede recibir más energía que una ciudad mediana”.
La eficiencia en el consumo de energía varía mucho de una empresa a otra. Pero a pedido del Times, la firma consultora McKinsey & Company analizó el uso de energía por cada centro de datos y descubrió que, en promedio, utilizaban sólo entre el 6 y el 12 por ciento de la electricidad que alimenta a sus servidores para realizar cálculos computacionales. El resto esencialmente se usa para mantener a los servidores ociosos y a disposición en caso de que se produzca un pico de actividad que pueda hacer más lentas sus operaciones o hacer caer sus sistemas.
La eficiencia en el consumo de energía varía mucho de una empresa a otra: en promedio, utilizaban sólo entre el 6 y el 12 por ciento de la electricidad que alimenta a sus servidores para realizar cálculos computacionales
Un servidor es una especie de computadora de escritorio más poderosa, sin pantalla ni teclado, que contiene chips para procesar datos. El estudio tomó muestras de unos 20.000 servidores en alrededor de 70 centros de datos grandes, de todo el espectro comercial: compañías farmacéuticas, contratistas militares, bancos, compañías de medios y entes gubernamentales.
“Este es el sucio secreto del sector y nadie quiere ser el primero en hacer un mea culpa”, dijo un alto ejecutivo que pidió no ser identificado para proteger la reputación de su compañía. “Si fuéramos una industria manufacturera quebraríamos de inmediato”.
Estas realidades físicas de los datos están lejos de la mitología de internet: donde las vidas se viven en el mundo “virtual” y se guarda todo tipo de información en “la nube”.
El uso ineficiente de la energía está motorizado en gran medida por una relación simbiótica entre los usuarios que demandan una respuesta instantánea al clic de un mouse y las compañías que ponen en riesgo su negocio si no responden a esa expectativa.
Ni siquiera la utilización de la electricidad a toda máquina ha sido suficiente para satisfacer al sector. Además de generadores, la mayoría de los centros de datos contienen bancos de inmensos molinos (flywheels, en inglés) o miles de baterías de plomo -muchas de ellas similares a las baterías de auto- para alimentar a las computadoras en caso de un corte de las redes de una centésima de segundo, interrupción que podría hacer caer los servidores.