El Kissenger es una boca artificial hecha de silicona y con detectores de movimiento. El nombre del dispositivo proviene de “kiss” (beso) y “messenger” (mensajero). El aparato funciona a través de video chat. Al conectar el pequeño aparato a uno de los puertos USB de la computadora y besarlo, la persona con la que se mantiene el “diálogo”, lo recibe del otro lado de la pantalla.
Para aumentar la sensación del beso, los tortolitos pueden “besarse” mirándose en directo en la pantalla de sus computadoras, contó Hooman Samani, el profesor-cupido de la Universidad Nacional de Singapur. “Puede ser utilizado como un medio para mejorar las comunicaciones entre los seres humanos“, auguró Samani.
El gadget fue presentado en junio durante una conferencia científica en Gran Bretaña. Está a punto de ser terminado en un laboratorio instalado en la Universidad Nacional de Singapur en cooperación con la Universidad Keio, de Japón.
Sin embargo, “cuestiones éticas” le están poniendo trabas a su salida al mercado, confesó Samani. “Un beso es algo muy íntimo“, indicó el profesor de robótica. Y agregó: “Para poner en el mercado un producto que va a tocar un tema sensible, debemos efectuar estudios sobre los aspectos sociales y culturales“.