La presentación de resultados de Apple al cierre de mercado del martes ha dejado un sabor agridulce que este miércoles se salda con una caída del 1% en bolsa. Los números siguen hablando de un indiscutible coloso del sector tecnológico, aunque crecen los rumores de fondo sobre un progresivo estancamiento en su negocio. Por lo pronto, la compañía ha puesto toda la carne en el asador con el objetivo de cuidar a sus accionistas, especialmente castigados en los últimos ocho meses después de que la cotización haya caído un 43%. La empresa de Cupertino ha anunciado que pondrá en marcha la que será la mayor recompra de acciones de la historia, una operación de 60.000 millones de dólares hasta 2015.
Paralelamente, la firma también ha anunciado un incremento del dividendo en un 15% en el primer trimestre, hasta situar el próximo pago el 16 de mayo en los tres dólares por acción. Con estas cifras, el pago anual ascenderá a un total de 11.000 millones de dólares y la retribución al accionista (entre recompra de títulos y dividendo) a más de 100.000 millones, procedentes de la caja de la compañía que hoy, según las estimaciones, ronda los 148.000 millones de dólares.
Sin embargo, esta política de incrementar el dividendo y ponerse del lado del accionista va en contra de lo que tradicionalmente ha sido la norma seguida en la firma de la manzana. Con Steve Jobs a los mandos del timón, el pago de dividendo ni siquiera se contemplaba. La caja estaba pensada para reinvertirla en el propio negocio, lanzar nuevos productos y cosechar después los frutos de una acción que se movía en una trayectoria alcista imparable. Hoy, con Tim Cook al frente, unos apuntan a que la magia del creador se ha desvanecido, otros a que la competencia se ha comido buena parte del negocio de Apple.
Rafael Ojeda, analista de Miramar Capital, establece un símil entre Apple y el FC Barcelona al apuntar que “el martes se escenificó el cambio de ciclo de dos grandes colosos en sus respectivos ámbitos. Hasta ahora todo lo que tocaba Apple lo convertía en oro”, asegura y añade que “daba igual cómo lo hiciera, si mareaba tocando el balón con la excusa de ganar al final. Sin embargo, los resultados de ayer han explotado la burbuja en la que vivía la compañía y ahora toca bajar a la arena y pelear en el mercado”.
Diversas fuentes del mercado aprecian signos positivos en la nueva política de retribución al accionista. “Supone una apuesta de la compañía hacia sí misma y hacia una futura revalorización de sus acciones. El mensaje que se lanza es compro ahora a precios bajos porque confío en que más tarde van a subir”, sostienen. Otra posibilidad que subrayan desde EEUU es que “Apple va a conseguir sostener el valor de sus acciones en caída libre o incluso amortizar su valor, aumentando el beneficio por acción en un futuro”.
La compañía ha reportado unos ingresos de 43.600 millones de dólares, ha conseguido superar las estimaciones de beneficio por acción (BPA) tras presentar 10,09 dólares por participación frente a los 9,98 dólares esperados y ha aumentado las cifras de ventas de sus populares iPhone y iPad. Sin embargo, no todo es de color de rosa. El beneficio neto está estancado. Más todavía: ha comenzado a decrecer hasta situarse en los 9.500 millones de dólares, frente a los 11.600 millones registrados en el mismo periodo de 2012.
En los últimos siete meses, Apple ha perdido el 44% de su capitalización bursátil. Dicho de otra forma: 291.000 millones de dólares o, lo que es lo mismo, 30.000 millones más de lo que hoy vale en bolsa Google. ¿Cuál es la solución para esta sangría? Una buena idea. Un invento revolucionario como lo fueron el iPod, el iPhone o el iPad en su día. Este es el objetivo número uno, la exigencia principal, la premisa indiscutible que se ha dado desde las oficinas centrales de Cupertino.
Ojeda cree que “las cifras, por mucho maquillaje que se les ponga, son las peores de la última década y eso es difícilmente discutible”. “La erosión de sus márgenes es evidente, se pierden ventas y, aunque sigue siendo una máquina de ganar dinero, cada vez tiene menos efecto. Una chicharro puede permitirse caer un 40%. Apple, no”, añaden desde Miramar Capital.