Revisando algunos viejos textos que utilicé mientras estudiaba ingeniería en electrónica en la Universidad INTEC, me reencontré con un concepto que desde hace años entendí; la importancia y trascendencia del átomo, la partícula fundamental de la materia, que es todo lo que ocupa un lugar en el espacio y tiene masa, por lo que TODO sobre la tierra está compuesto por átomos, el agua por ejemplo, tiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O), así como la electrónica y las telecomunicaciones se basan y EXISTEN gracias a los átomos, el funcionamiento de los procesadores, circuitos electrónicos, dispositivos, etc. es por medio a los electrones que son parte del átomo que está compuesto por núcleo (protones y neutrones) y electrones (por eso se llama electrónica). Pero mucho más sorprendente es entender que nuestro cuerpo humano está constituido fundamentalmente por 6 átomos o elementos químicos que son Oxígeno (65%), Carbono (18%), Hidrógeno (10%), Nitrógeno (3%), Calcio (1.5%) y Fósforo (1%), junto a pequeñas proporciones de otros átomos como Potasio (0.35%), Sulfuro (0.25%), Sodio (0.15%), Magnesio (0.05%), Cobre con otros nueve (0.70%) y 8 más en proporciones ínfimas. Una demostración de que somos parte integral de la naturaleza y del universo.
A pesar de nuestro ingenio, inteligencia y tecnología; del polvo venimos y hacia el polvo volveremos. Por eso siempre es oportuno recordar esa sabia frase en Latin “Sic transit gloria mundi”: “Rápida y pasajera es la gloria en este mundo”. Frase que se repite 3 veces en la ceremonia de coronación de nuevos Papa. Por eso el poder y la gloria es pasajero, quien con más poder o gloria que César Augusto, emperador del todo poderoso y majestuoso imperio romano, con el reinado más prolongado de la historia y hoy no existe. Bien lo dijo el gran filósofo griego Heráclito de Éfeso: “Nada permanece, todo cambia, todo fluye”.