Da igual que nuestro smartphone haga fotos de dos o trece megapíxeles, que disponga de utilidades de última generación o que podamos accionar el obturador con órdenes de voz o no. Contar con una cámara en el teléfono agiliza la posibilidad de realizar fotografías y compartirlas con amigos y familiares. Pero para ello, lo mejor es que la captura tenga un mínimo de calidad, algo que está al alcance de cualquier dispositivo de cuantos pueblan el mercado en este motivo. Claro está, cuanto más avanzada sea la unidad que se instale en nuestro smartphone, más probable es que las fotos resulten más llamativas que en equipos más modestos. Pero incluso éstos pueden llegar a realizar capturas que poco tengan que envidiar a las imágenes realizadas con los súper móviles mal usados. Hoy veremos una serie de consejos pensados para todos los usuarios y dispositivos, con objeto de sacarle el máximo partido a la cámara de nuestro teléfono.
Máxima resolución
La mayoría de terminales que podemos encontrar hoy día en el parque de smartphones disponen de opciones de configuración en lo tocante a la resolución. En este sentido, la utilidad está basada en que, a menor resolución, más ligero será el archivo de imagen que se capture. Si nuestro objetivo con la cámara del móvil es obtener fotos de la máxima calidad, habrá que retocar un par de parámetros. En primer lugar, el que expresamente se refiere a la resolución o tamaño de imagen, de modo que podamos elegir la mayor configuración. En segundo lugar, algunos equipos —especialmente, los que se basa en Android— ofrecen otro apartado en el que se afina la definición de la fotografía. Así, la elección de la configuración que reconoceremos como «superfino» nos aportará mayor precisión de todo lo que aparezca en la captura.
¿Enfoque o autoenfoque?
El autoenfoque, o autofocus, es otra prestación que prácticamente me ha convertido en un elemento de serie en las controladoras de que se valen los smartphones de este momento. Se encarga de calcular el número de elementos que aparecen en la escena, determina la profundidad de campo y selecciona cuáles son los que deben aparecen enfocado en función del encuadre con el que se encuentre. Hay equipos que combinan esta opción con la detección de rostros, de modo que los toma como prioritarios en los criterios de enfoque. Pero en ocasiones, el cálculo puede ser erróneo, o nuestra intención es que el elemento que se vea más nítido sea otro distinto al que ha determinado la controladora.
Para ello, conviene tener en cuenta la opción del enfoque manual. Los terminales táctiles permiten que, con sólo tocar la zona a enfocar, el espacio quede delimitado para que gane en nitidez. No obstante, puede ocurrir que la configuración del dispositivo esté basada en la captura por contacto. Los Nokia Lumia, por ejemplo, admiten un cambio en este sentido, de modo que podríamos conmutar la orden de que active la captura con tocar el panel o que esta acción se limite al enfoque. Otros smartphones, como la BlackBerry Z10, exigen que el enfoque se realice manteniendo pulsada la zona a delimitar durante unos segundos, ya que el contacto simple realiza automáticamente la fotografía.
Flash
Parece una perogrullada, pero recurrir al flash en situaciones en las que no imaginábamos que hiciese falta puede hacer que el resultado de la captura sea mucho mejor en que no hubiésemos activado el punto de luz que instalan muchos smartphones. Estamos acostumbrados a usar el flash (LED, dual LED o de Xenon) sólo cuando es de noche o estamos en una estancia poco iluminada. Pero incluso en habitaciones con luz o en pleno día, activarlo hará que la foto gane en viveza y profundidad. También resultará muy útil cuando la escena a fotografiar se realice a contraluz, aunque en este caso, nos arriesgamos a quemar determinadas áreas del cuadro.
Parámetros adicionales
Dependiendo del tipo de dispositivo que usemos, la profundidad en la configuración de parámetros adicionales variará considerablemente. Por lo general, contaremos con libertad para modificar al menos tres valores: la sensibilidad ISO, el balance de blancos y la exposición. Ocasionalmente también podríamos encontrar otras opciones, como el brillo, el contraste o la saturación, así como la posibilidad de realizar barridos o capturas secuenciales, lo cual vendrá muy bien para tener un abanico de imágenes entre las que tomar la que mejor se ajuste a nuestras expectativas previas a la captura. Según el momento y contexto de la fotografía, será conveniente meterle mano a alguno de estos valores con objeto de conseguir la mejor imagen posible. Si además el smartphone de que disponemos utiliza algún tipo de sistema para estabilizar la imagen, mejor que mejor, ya que apurará las posibilidades de que la fotografía salga nítida y lo menos movida posible.
Filtros
Instagram puso de moda eso de aplicar filtros para personalizar nuestras fotos y darles un punto retro. Pero quizás no sepamos que una gran mayoría de los smartphones que podemos encontrar hoy día en el mercado ya disponen de este tipo de utilidades integradas en el sistema. Los Android son especialmente potentes en este sentido, y los Nokia Lumia se subirán al carro en breve. El uso de este tipo de filtros no sólo tienen utilidad estética, sino también correctora. Si capturamos una escena especialmente buena por lo que representa, pero no hemos dado en el clavo con alguno de los parámetros que hemos venido detallando, la recurrencia a algún tipo de ayudita que matice colores, textura o formato puede hacer que pase inadvertida cierto error en el enfoque o la iluminación.