Un accidente mientras buceaba dejó a Jason Disanto paralizado de cuello hacia abajo. Desde entonces (2009), conduce por la vida con una silla de ruedas eléctrica que controla mediante un pulsador de succión y soplido. En la boca lleva como una especie de chic o iman, a través de la cual controla, por ejemplo, la velocidad de su silla.Dependiendo de los soplidos o las succiones que realice, se moverá hacia delante, hacia atrás, hará giros e incluso podría tumbarse. Sin embargo, este sistema tiene más de una limitación, como la dificultad de llevar a cabo ciertas acciones simultáneamente.
Ahora, dados los resultados de un nuevo estudio que acaba de publicar la revista Science Translational Medicine, Jason y todas las personas que se encuentran en su misma situación, podrían tener una alternativa más avanzada, «con la que adquirirían mayor nivel de independencia», afirma Elliot Roth, uno de los responsables de la investigación (financiada por el Instituto Nacional de Imágenes Biomédicas y Bioingeniería y la National Science Foundation) y director médico de la unidad de recuperación del paciente en el Instituto de Rehabilitación de Chicago. Se trata de un sistema (Tongue Drive) centrado en el movimiento de la lengua que «permite a las personas con tetraplejia manejar su silla de ruedas con menos esfuerzo y de forma más intuitiva» que el sistema de soplido y succión.
Desventajas que, según un equipo de investigadores del Centro Shepherd en Atlanta, el Instituto de Rehabilitación de Chicago y la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (Chicago), se superan con la lengua, un órgano que «es muy difícil que se vea afectado por las lesiones medulares. La idea es muy original», apunta del Ama.
Para demostrarlo, primero, Roth y sus colegas observaron cómo varios sujetos sanos ejecutaban comandos con el sistema Tongue Drive. Por ejemplo, se les ponía ante una pantalla de ordenador y tenían que mover el cursor. Después, probaron este mecanismo en 11 personas con tetraplejia, quienes también utilizaron el pulsador soplido y succión para comparar los resultados entre ambos métodos.
Según Maysam Ghovanloo, otro de los responsables del estudio y profesor asociado en la Escuela de Ingeniería Eléctrica e Informática en el Instituto de Tecnología de Georgia, «confirmamos que, con la lengua, los pacientes eran tres veces más rápidos» a la hora de dar las órdenes a la silla, y «con el mismo nivel de precisión, a pesar de que más de la mitad de los pacientes tenían años de experiencia con la tecnología soplido y succión».
«Al final de los ensayos, todos los participantes preferían Tongue Drive», apuntan los científicos. «Vimos mejoras considerables desde la segunda sesión» (lo usaron una vez cada siete días durante seis semanas).
A la rapidez se une la sencillez del mecanismo. «Es inalámbrico y portátil», subrayan los autores. Consiste en un elemento similar al piercing que se inserta en la lengua. Al moverse, genera campos magnéticos que se transmiten con un dispositivo a la silla.
Dados los resultados, se podría decir no sólo que este nuevo sistema es «más efectivo, también permite tener la boca libre para hablar, beber y comer, sin ningún dispositivo dentro más que un imán», señala el terapeuta Castiñeira. Además de ser un mecanismo menos invasivo, «no hay que limpiarlo» y, tal y como señalan los autores, «facilita mayor riqueza de movimientos y esto hace que se puedan programar un número superior de órdenes».