El comercio electrónico, o la posibilidad de comprar y vender por medios electrónicos como la Internet, es un nuevo medio de comercialización que el empresariado Dominicano debe aprovechar para diversificar y ampliar la forma de brindar sus productos y servicios a sus clientes. El comercio electrónico no debe ser visto como un problema, si lo aprovechamos adecuadamente es la gran oportunidad de que los comerciantes locales también vendan por Internet, no solo al mercado local, a todo el mundo, y se puedan también aprovechar de la disposición vigente que libera de impuestos las compras por debajo de 200 dólares. Recomendamos al comercio local colocar sus artículos menores a 200 dólares en Internet habilitando almacenes en Estados Unidos, para permitirles a sus clientes comprar en las páginas de las empresas comerciales dominicana y que la mercancía sea entregada en Estados Unidos.
No es cierto que por liberar de impuestos las compras inferiores a 200 dólares se está afectando el comercio dominicano, pues la gran inmensa mayoría de la población compra en los comercios locales y sólo unos 500 mil dominicanos son los que compran por Internet. Además de que las compras mayores a 200 dólares pagan sus impuestos. Por lo que sería lamentable que se afecté principalmente a la clase media dominicana que tiene en esa conquista un alivio a su muy difícil situación económica.
El país vive hoy en una economía global que amerita una reinvención de la forma en la que los comerciantes hacían negocios; en esta era del conocimiento deben ser más innovadores, agregar valor y volver la vista hacia la comercialización de productos de la industria local que haga resurgir un nuevo y pujante sector industrial que pueda fabricar ropas, calzados, etc. Pero sobre todo enfocarse en industrializar el campo y los productos agrícolas dominicanos, para vender por Internet no sólo a los dominicanos, vender a toda Latinoamérica y al mundo.
Sería un grave error del gobierno dominicano colocarle impuestos a las compras por Internet, procurando ingresos fiscales insignificantes, pero que además darían una estocada mortal y peligrosa a la oprimida clase media que hoy mal vive con la pérdida de su poder adquisitivo, y que ha encontrado una fuente de alivio en las compras por Internet.