Kodak dejó atrás el martes la protección gubernamental por bancarrota, ahora transformada en una compañía muy distinta de lo que era.
Atrás quedaron las cámaras y la película que la hicieron famosa, las cuales espera reemplazar con nuevas tecnologías como pantallas sensibles al tacto y artículos especializados para empacar que incluso podrían estar equipados con sensores.
Su director, el español Antonio Pérez, se encuentra bajo intensa presión para reanimar a la empresa en problemas. Detrás de su escritorio cuelgan imágenes que muestran lo que espera sea el futuro de Kodak, incluida una de su impresora ultrarrápida de inyección de tinta, la Prosper Press.
“Busque una compañía que haya tenido que pasar por una reestructuración tan extrema como esta y al mismo tiempo siguiera innovando”, señaló Pérez. “Simplemente no ocurre, pero nosotros lo hicimos”.
Kodak informó que sus antiguas acciones quedaron canceladas a partir del martes. Los propietarios recibirán títulos de la empresa reestructurada.
Una semana antes de que la compañía saliera de la protección gubernamental por bancarrota, Pérez se sentó con The Associated Press para una inusual entrevista de 90 minutos. Habló con franqueza sobre la reestructuración de Kodak y planteó su visión de lo que viene.
Eastman Kodak Co., a la que se le da el crédito de popularizar la fotografía a principios del siglo XX, comenzó a pasar apuros económicos hacia fines de ese mismo siglo, primero con la competencia japonesa y después cuando no logró reaccionar con la suficiente rapidez al cambio de la película a la fotografía digital.
Pérez fue nombrado director general en 2005. Bajo su liderazgo, la empresa con sede en Rochester, Nueva York, reestructuró su negocio productor de película, el cual perdía dinero, para 2007. Kodak cerró 13 fábricas, canceló 130 laboratorios de revelado y despidió a 50.000 trabajadores en todo el mundo a un costo de aproximadamente 3.400 millones de dólares.
Mientras tanto, el derrumbe económico de 2008 y el resultante desplome en las tasas de interés dejaron a la empresa sin fondos para cubrir algunas de sus obligaciones de pensiones. Fueron esas obligaciones, así como otros costos, que a la larga la vieron forzada a declararse en bancarrota en enero de 2012, explicó Pérez.
El directivo dijo que, al reducir su tamaño, ahora Kodak puede enfocar su investigación y desarrollo en negocios que la compañía considera más rentables. Las operaciones de la empresa reestructurada están divididas en tres áreas: empaque, comunicación gráfica e impresión funcional. Todas tienen sus raíces en la tecnología de impresión comercial de Kodak.
Los científicos de la compañía crearon impresoras, tintas y otros materiales diseñados a mejorar la resolución, al tiempo que incrementaron la variedad de superficies sobre las que puede imprimirse. Al hacer eso, han mejorado la velocidad de impresión y han reducido costos para los clientes.
Pérez dijo tener confianza en que los estados financieros de Kodak ahora que salió de la bancarrota, combinados con su nuevo enfoque y tecnologías, encaminarán a la empresa hacia el éxito financiero en los años por venir.