Investigadores de la Universidad de Illinois en Chicago han sometido a un sistema de inteligencia artificial, el ConceptNet 4, desarrollado por el MIT, a un test de inteligencia utilizado en los colegios con niños de preescolar y primaria para conocer hasta qué punto puede decirse que la máquina es lista. La prueba dio como resultado que el ordenador tiene el coeficiente intelectual de un pequeño de 4 años.
Pero a diferencia de la mayoría de los niños, los resultados de la máquina fueron muy desiguales en diferentes partes de la prueba. «Si un niño tiene puntuaciones que varían tanto, probablemente es un síntoma de que algo anda mal», explica Robert Sloan, profesor y director de informática en la UIC, y autor principal del estudio.
Según Sloan, ConceptNet 4 lo hizo muy bien en una prueba de vocabulario y en otra que medía su capacidad para reconocer similitudes. Sin embargo, fracasó estrepitosamente en comprensión, las preguntas que empiezan por un por qué.
Uno de los problemas más difíciles en la construcción de una inteligencia artificial es elaborar un programa informático que puede hacer un juicio prudente y adecuado sobre la base de una simple percepción de la situación o unos hechos, la definición del diccionario de sentido común.
Las cosas obvias
El sentido común se escapa en sus sistemas a los ingenieros de inteligencia artificial ya que requiere tanto de una gran colección de hechos como de lo que Sloan llama hechos implícitos, cosas tan obvias que no sabemos cómo las conocemos. Un ordenador puede conocer la temperatura a la que el agua se congela, pero nosotros sabemos que el hielo es frío.
«Todos sabemos a un gran número de cosas -explica Sloan-. Cuando somos bebés, gateamos de aquí para allá, tiramos cosas y aprendemos que las cosas caen. Tiramos con fuerza de otras cosas y aprendemos que a los perros y a los gatos no les agrada que les tiren de la cola». La vida conlleva un rico aprendizaje.
«Todavía estamos muy lejos de los programas con sentido común, sistemas de inteligencia artificial que puedan responder a preguntas de comprensión con la habilidad de un niño de 8 años», dice el investigador. El equipo espera que el estudio ayude a centrar la atención en los aspectos difíciles del desarrollo de la inteligencia artificial.