Un informe reciente de la RSA, la división de seguridad online de la compañía norteamericana EMC, explica que un virus utilizado habitualmente para robar datos de tarjetas de crédito ha sido modificado para crear ‘me gusta’ falsos en Instagram.
El virus informático Zeus, creado hace más de 5 años, fue utilizado primero para robar miles de datos de tarjetas de crédito alrededor del mundo. Ahora, su uso está modificado para cumplir otros propósitos delictivos menos comunes.
En su versión modificada, Zeus puede generar mas actividad para una compañía o un individuo determinado de la que normalmente recibiría. Zeus se convierte así en el primer malware diseñado específicamente para crear ‘me gusta’ o actividad en un perfil.
Zeus controla los ordenadores infectados desde un servidor central, obligándole a pinchar sobre un post específico: lo grave del asunto es que el mismo virus puede ordenar al equipo infectado que se involucre en otras operaciones o descargue otros contenidos de malware.
Los comentarios positivos falsos se venden en grupos de 1.000 en foros para hackers, donde además se ponen a la venta otro tipo de informaciones obtenidas después de un ataque virtual a un ordenador. De acuerdo con el informe citado por Reuters, 1.000 seguidores en Instagram pueden comprarse por 15 dólares y 1.000 ‘me gusta’ en esta red social pueden llegar a costar 30 dólares.
Paralelamente, 1.000 números de tarjetas de crédito solamente cuestan 6 dólares. ¿Cuáles son las razones que llevan a unas valoraciones tan dispares?
De acuerdo con expertos de marketing online, estos valores se justifcan en el hecho que muchos están dispuestos a pagar de manera individual, generando expectativa en sus posts o para hacer que un negocio suba en los rankings virtuales. Incluso, algunos consultores le aconsejan a sus clientes comprar likes falsos, solamente para tener una ventaja sobre la competencia.
Esto demuestra que cada vez más las redes sociales son determinantes para la publicidad, y que los hackers se adaptan a lo que los usuarios requieren.
Lo mejor es desconfiar si un perfil de Twitter o Facebook tiene de un momento a otro miles de seguidores que nadie esperaba.