A veces los llaman phablets, otras smartlets. Se trata de una nueva categoría de dispositivos que combinan las características del smartphone con las de la tablet. Con el phablet, muchos fabricantes intentan convertir dos dispositivos en uno: El tamaño de la pantalla se sitúa entre 4.5 y siete pulgadas, es decir, exactamente las diagonales máximas de los grandes smartphones y de las pequeñas tabletas.
La diferencia esencial entre la tablet y el phablet es la función teléfono, de la que carece la tablet. Sin embargo, cuando se hacen llamadas con el phablet, hay que hacer concesiones: la forma y el mayor peso dificultan las conversaciones sin auriculares. “No a todo el mundo le gusta poner una tabla de picar junto al oído”, dice Lisa Brack, de la revista de computación “Chip”.
Antes de comprar un phablet, el usuario debería preguntarse cuál es su relación con el teléfono y dónde suele guardar el aparato, recomienda Bernd Theiss, de la revista de telecomunicación “Connect”.
“¿Con qué frecuencia y durante cuánto tiempo llama por teléfono el usuario y qué tan cómodo es el uso de auriculares para él?”. Y también esto: “¿Puede meter el phablet en el bolsillo que suele usar para guardar el smartphone?”. Un aparato de 4.5 pulgadas normalmente cabe en el bolsillo del pantalón, pero a partir de cinco pulgadas esto puede ser más difícil.
Aun así, son precisamente los smartphones de alta gama los que suelen tener pantallas de más de 4.5 pulgadas, lo que les permite desbancar a los phablets. Ejemplos recientes son celulares de cinco pulgadas como Samsung Galaxy S4, Sony Xperia Z, HTC Butterfly o Huawei Ascend D2 (cuya puesta a la venta ha sido anunciada para julio). “Muchos usuarios ya quieren pantallas de cinco pulgadas y saben manejarlas”, ha constatado Brack.
Actualmente, los usuarios pueden elegir casi únicamente entre la enorme cantidad de dispositivos Android. Apple ni siquiera tiene phablets y son pocos los que tienen Windows Phone. Sólo los Lumia 920 y 925 de Nokia (ambos de 4.5 pulgadas), el Ativ S de Samsung (4.8 pulgadas) y el Titan (4.7 pulgadas), que tiene una menor resolución, son considerados como pequeños phablets.
En cuanto a los dispositivos Android, son muchos los aparatos con pantallas de 4.7 pulgadas, tales como el Optimus 4X HD o el Google Nexus 4 de LG, el HTC One o el Motorola Razr HD.
Auténticos phablets son, sin duda alguna, el Huawei Ascend Mate, de 6.1 pulgadas, o el Samsung Galaxy Mega 6.3, de 6.3 pulgadas. En cambio, el Fonepad de Asus, de siete pulgadas, es más bien una tableta con función de teléfono que efectivamente se puede llevar al oído.
Por lo que respecta a la duración de la batería, no hay mucha diferencia entre el phablet y el smartphone. Generalmente, la mayor cantidad de energía que consume la pantalla más grande es compensada por una batería también más grande.
Brack aconseja al usuario que se cerciore de que la batería de un phablet con una pantalla de cinco o seis pulgadas o más tenga una potencia de al menos 3 mil mAh.
El mayor tamaño de la pantalla es una clara ventaja del phablet. “El manejo es más cómodo”, explica Hannes Czerulla, de la revista de computación “c’t”. En muchos casos, el usuario no necesita utilizar el zoom al navegar, dice el experto. Las pantallas más grandes también son más útiles para editar documentos y ver vídeos. Sin embargo, la resolución no debe ser muy baja, advierte Czerulla. Un phablet tiene que tener al menos una resolución HD (1280×720 píxeles), sobre todo cuando uno tiene la costumbre de leer mucho en la pantalla.
Con sus lápices digitales sensibles a la presión, los phablets de Samsung Galaxy Note (5.3 pulgadas) y Note 2 (5.5 pulgadas) tienen algo especial. “El reconocimiento de la letra funciona muy bien con esos lápices”, dice Czerulla. Con el lápiz también es más fácil dibujar que con la mano. Es cierto que también hay lápices como accesorio para otros dispositivos, pero el reconocimiento de la letra y del lápiz generalmente no está integrado en el sistema operativo, por lo que no son tan cómodos.
Como alternativa al phablet, el usuario puede combinar un smartphone normal con una tableta pequeña de siete u ocho pulgadas. La ventaja de esta opción es que el smartphone cabe como antes en el bolsillo del pantalón y siempre se puede llevar consigo. La tableta, más grande, sólo se lleva cuando el usuario la necesita.
Pero, ¿no cuestan más dinero dos dispositivos individuales? Los phablets de unas cinco pulgadas ya se pueden comprar por menos de 250 euros (unos 335 dólares), por lo que son más baratos que muchos smartphones. “Pero también se puede combinar un smartphone no tan caro con una tableta por en total unos 550 euros, o sea, por debajo del precio de un phablet caro”, dice Czerulla.
En último lugar, la decisión a favor de una u otra opción es una mera cuestión de gustos. “Los phablets siempre son una solución de compromiso, porque no son perfectos en todo”, admite Hannes Czerulla. Esta opinión también la comparte Bernd Theiss: “Probablemente, a la mayoría de la gente le conviene tener dos dispositivos. El smartphone uno lo necesita constantemente, la tableta sólo de vez en cuando”.