Un dos por ciento de la mortalidad en hospitales se debe a las infecciones asociadas a los catéteres venosos, muy utilizados en la práctica médica. La culpa la tienen unas biopelículas que se forman en los catéteres que fomentan la actividad de las bacterias.
El trabajo de Fernando Fungo, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, apunta al diseño de nanomateriales con propiedades antimicrobianas y trabaja junto con la empresa Silmag, que se especializa en productos médicos. La nanotecnología puede ayudar a evitar muertes no sólo de esa forma. La empresa Nanotek, también nacional, desarrolló una pintura que tiene capacidad antimicrobiana durante toda su vida útil.
Su producto, Klima Asepsis, especialmente diseñado para centros médicos, busca evitar las infecciones intrahospitalarias que tantas muertes se llevan cada año.
Nahuel Romero, investigador de la Universidad Nacional de La Rioja, apunta a mejorar y abaratar las técnicas de diagnóstico de enfermedades infecciosas, con el desarrollo de un sistema de nanopartículas llamadas puntos cuánticos, que permiten reconocer el material genético de un virus o una bacteria en la sangre del paciente con una mayor sensibilidad y especificidad que las técnicas actuales.
A la vez, esta técnica habilitaría la posibilidad de que estos diagnósticos se puedan realizar casi en cualquier centro de salud, incluso con equipos portátiles para zonas rurales. Actualmente son más de 20 las empresas que utilizan la nanotecnología en la Argentina y hay cientos de investigadores abocados a descubrir las nuevas oportunidades que aportan los procesos a escala nanométrica, es decir, de una millonésima parte de un metro.
La nanotecnología trabaja manipulando materiales en un rango de entre uno y cien nanómetros, lo que permite un mayor control sobre la materia. Se trabaja al nivel de los átomos y las moléculas, lo que habilita a la creación de una gran cantidad de aplicaciones no sólo en medicina, sino también en electrónica e indumentaria (ropa que elimine la transpiración o antibacteriana), entre otras tantas. La tendencia en la industria actual apunta hacia la mejora de productos mediante la nanotecnología, más que a la creación de nuevos nanoproductos.
Grandes empresas como Mercedes-Benz, Ford, Samsung y Nokia comercializan productos mejorados gracias a las nano aplicaciones. Grandes áreas Daniel Lupi, presidente de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), dice que “la nanotecnología aplicada a la industria tiene tres grandes áreas: una que corresponde a los nanomateriales, otra de nanointermediarios o insumos y un área final, la más visible, de los nanoproductos o productos que utilizan nanotecnología”. “Por el lado de los nanoproductos”, agrega Lupi, “encontramos los productos cotidianos mejorados debido a la nanotecnología; es decir, automóviles que usan pinturas más duras o con paragolpes más livianos, ropa que no se mancha, helados que tienen menor contenido graso y el mismo sabor, o materiales más resistentes al fuego.
Hay una cantidad de productos que podríamos denominar habituales basados en la nanotecnología y que son parte de las marcas estándar, grandes o pequeñas, que ya están impuestas en el mercado”. Lupi enfatiza la importancia del segundo nivel, en el que están los nanointermediarios, Pymes que se dedican a proveer a las grandes empresas de insumos mejorados gracias a la nanotecnología. “Un ejemplo de esto”, explica Lupi, “son los fabricantes de pinturas para ser utilizadas en automóviles, cosechadoras y otro tipo de maquinarias.
Estos intermediarios obtienen los insumos de los nanomateriales, en donde existen algunos que son de origen nacional, pero también hay actores internacionales. De los tres eslabones, tenemos en un extremo los nanomateriales, sector en el que se investiga muchísimo pero muy probablemente siga siendo territorio de los grandes proveedores internacionales; en el otro extremo los productos que vemos en la calle, que van a ser patrimonio de las marcas; y en el medio una zona muy importante, que es la de los nanointermediarios y empresas de insumos para los productos”. La FAN y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT) trabajan para potenciar el área de los nanointermediarios, de las pequeñas y medianas empresas. “Es de esperar que nuestro país se vaya desarrollando principalmente en esa área”, opina Lupi, “la de aquellos que utilizan nanoproductos para hacer insumos.
Hoy en la Argentina hay muchas empresas que están dedicadas a la nanotecnología y otras en camino de estarlo; es un ingrediente más en la cadena de valor de un producto”.
El Programa NanoPymes, que se basa en un acuerdo de cooperación internacional firmado entre la Argentina y la Unión Europea en junio de 2011 con un presupuesto total de ¿ 19,6 millones, busca fortalecer la investigación en el sector y el desarrollo de Pymes vinculadas al sector de las micro y nanotecnologías. “El objetivo del Programa es mejorar la competitividad del sector privado agregando conocimientos y valor a sus productos y servicios”, sostiene Águeda Menvielle, directora Nacional de Relaciones Internacionales del Mincyt. Así, se buscan mejorar los mecanismos gubernamentales para la transferencia de tecnología hacia las Pymes y fortalecer las actividades donde se vinculen empresas y expertos y el desarrollo de proyectos conjuntos en cooperación con el exterior. “De este modo, si la Argentina alcanza los estándares mundiales más avanzados de inversión en nanotecnología, para 2015 el sector nanotecnológico empleará en forma directa a 11.000 personas.
Este potencial abarcaría a 400 pymes industriales”, afirma Menvielle. Nano Pymes Dos empresas que se desarrollaron gracias a un estrecho vínculo con investigadores son Nanotek y Lipomize. La primera, fundada por investigadores e ingenieros argentinos, viene trabajando en el sector desde 2006. Nanotek hoy produce nanopartículas (nanometales, nanoóxidos y nanoaleaciones), desarrolla procesos utilizando nanopartículas (para remediación ambiental, mitigación de arsénico en aguas de napas, de impregnación de nanopartículas en textiles) y nanoproductos para ser incorporados (como estabilizadores de suelos, pinturas, vestuario y accesorios de uso hospitalario, calzados, ropa deportiva). Alejandro Hoffmann, director Comercial de Nanotek, dice que “en el plano económico-financiero, durante los primeros años, el capital inicial fue aportado íntegramente por los socios. Recién el año pasado recibimos financiamiento por parte de la FAN para la nanoremediación de arsénico en aguas para consumo humano, que nos permitió poner en marcha una planta piloto”.
El caso de Lipomize es similar, aunque más reciente. Se constituyeron como empresa en mayo de 2012, si bien ya venían trabajando desde 2011. La empresa santafesina tiene tres líneas de productos y una de servicios. Liposomas —pequeñas burbujas hechas con el mismo material que la membrana celular que permiten transportar diversos componentes en su interior— como insumos para productos cosméticos (materia prima para la elaboración de cosméticos), para productos nutracéuticos (para la elaboración de suplementos dietarios) y fármacos liposomales (producto semiterminado farmacéutico, con aplicaciones en nutrición y oncología, entre otras). También realizan consultoría en gestión de proyectos de desarrollo de productos liposomales.
Según Juan Manuel Peralta, socio fundador de Lipomize, “los cinco socios tenemos diferentes formaciones. Hay dos científicos, un administrador de empresas, un contador y un especialista en proyectos industriales.
El capital inicial lo aportaron los socios y la FAN. Posteriormente obtuvimos algunos premios y aportes del Ministerio de Industria, la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Santa Fe y un subsidio para la formulación de proyectos ANR del Ministerio de Ciencia”. Hoffmann, de Nanotek, dice que, como modelo de negocio, “decidimos volcar nuestros desarrollos para que las empresas puedan lograr competitividad rápidamente y con inversiones menores.
La nanotecnología permite hoy mejorar implementaciones agregando calidad e innovación a productos desarrollados y a crear nuevos escenarios para productos que aún no existen en el mercado”. Peralta, de Lipomize, opina que “el mercado interno argentino es todavía limitado para colocar productos liposomales en cantidad suficiente como para sostener a una empresa mediana, por eso es necesario exportar”. Nanotek ha exportado a Paraguay, Chile, Bolivia, India, Perú y a algunos países de América Central, especialmente a líderes en minería, para las que ellos ofrecen sistemas de tratamiento de suelos contaminados.
Lipomize ha logrado exportar servicios a la India y productos cosméticos a Israel e Irán. Lupi, de la FAN, considera que “la nanotecnología, por su realidad física extremadamente pequeña, sitúa muy cerca al laboratorio de la fábrica. Es decir, que cuando se trabaja en laboratorio ya se está en los niveles semi industriales, porque se trabaja con muy pequeñas cantidades y muestras, que cumplen roles importantísimos”.
El especialista cree que actualmente “es un muy buen momento para que los industriales se acerquen”.