Safe Keeper Card es la solución para aquellos que tengan problemas para memorizar las claves. Esta tarjeta almacena todas en un mismo lugar, al que podremos acceder con un único número PIN.
La contraseña de nuestra cuenta del banco electrónico, la de nuestras cuentas de correo, y por supuesto, las de los numerosos perfiles en redes sociales… Cada vez son más las claves y series de dígitos que debemos memorizar, y por si fuera poco, cambiar de manera frecuente (o al menos eso recomiendan). En muchos casos acabamos olvidando alguna de estas claves, o extraviamos el papel donde meses atrás las anotamos.
Para poner remedio a este problema, la empresa española Akrokard ha patentado la primera tarjeta que permite almacenar todas estas claves de forma segura en un solo dispositivo, facilitando además el acceso directo a cada una de esas cuentas.
Se trata de la Safe Keeper Card, una tarjeta que almacena todas nuestras contraseñas y que funciona de una forma muy sencilla: el usuario inserta la tarjeta en su ordenador y accede de forma
gratuita a un programa creado específicamente para gestionar sus claves. Únicamente tiene que introducir las webs a las que quiere acceder y las claves secretas de acceso. A partir de ese momento, le bastará con hacer un clic sobre cada uno de esos links y accederá directamente a sus cuentas.
ara garantizar al máximo la confidencialidad de esas claves,cada tarjeta lleva asociado un número PIN que se entrega en su primer uso, y que será la única clave que tendrá que recordar el usuario a partir de ese momento.
Si la tarjeta se pierde y alguien intenta acceder a ella fraudulentamente, ésta quedará bloqueada al quinto intento. Si has sido tú mismo el que has marcado un número equivocado por error, no tienes que preocuparte. La tarjeta también incluye un número PUK de 9 dígitos que puede desbloquear la tarjeta en estos casos.
Además, la Safe Keeper Card tiene otra utilidad: incorpora la firma digital de su propietario, ya sea un particular (DNI electrónico) o una empresa (certificado electrónico) y permite, por ejemplo, autorizar a un empleado o colaborador para que haga ciertos trámites en nombre del titular de la firma.
Esta tarjeta puede usarse sin ningún problema en ordenadores públicos (como bibliotecas o cibercafés) porque toda la información confidencial está alojada en el chip de la propia tarjeta. Una vez se extrae del ordenador, toda la información desaparece de la pantalla y no deja rastro.
Por el momento, la Safe Keeper Card ya ha vendido más de 150.000 unidades en el mercado francés. Además, ya se han abierto gestiones para exportar a otros mercados europeos, como Gran Bretaña o incluso América Latina.