Los teléfonos inteligentes se han convertido en una herramienta de comunicación tan poderosa como adictiva. Según el panel TomiAhonen Almanac, difundido por la división de marketing de Oracle eloqua, miramos de media 150 veces al día el teléfono móvil. Leer mensajes, mandar mail, interactuar en las redes sociales o actualizar aplicaciones son algunas de las principales funciones que realizamos.
Las autoridades de Sunshine Coast, uno de los principales destinos de vacaciones del estado australiano de Queensland, han lanzado un código de conducta para combatir la dependencia de los smartphones de los turistas. El código de siete puntos pretende evitar que los visitantes busquen toda la información en Internet y disfruten de la estancia en la zona por sus propios medios, y alienta a hablar cara a cara sin la molestia de ver que el interlocutor intercambia textos al mismo tiempo.
El documento también sugiere que se evite dejar estos teléfonos sobre la mesa durante las comidas, que se apaguen durante la noche y visitas a espacios naturales, e insta a los turistas a apreciar los escenarios que visitan antes de tomar fotografías y subirlas.
Además del código de conducta, las autoridades han creado “zonas desconectadas” en las que se restringe el uso de teléfonos inteligentes, según el portal Sunshinecoast.com
Entre las pautas que proponen figuran:
Converse ahora, mande textos después. Se trata de proteger nuestro tiempo del uso del teléfono.
Tómese un día libre de teléfono: Intente apagar durante un día el dispositivo móvil. Aunque no lo parezaca los teléfonos cuentan con un botón de apagado.
Evite ser un buscatodo: renuncie a los mapas, buscadores y los sitios web de recomendaciones de tanto y tanto, y entréguese a la casualidad, a lo inesperado.
Evite usar el teléfono en la mesa: ¿Les suena la palabra phubbing? Quizás este término no le sugiera nada pero si le hablo de utilizar el móvil durante las comidas seguramente entienda a qué me refiero. Según recoge BBC, “estudios recientes indican que el sólo dejar el teléfono a la vista durante una cena genera fuertes sentimientos negativos en quienes le rodean”.
Mire antes de disparar: Parece que si no hay fotografía no existe. Nos hemos convertido en documentadores de experiencias que nos pasamos el día presionando el botón.
Pruebe ante de cargar: Corremos el peligro de que, si no tenemos cuidado, se produzca un olvido fundamental que nos lleve a valorar sólo lo que nuestras pantallas pueden medir.
Deje dormir al teléfono: Según la BBC, las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que su cerebro asocia con la luz del día. La exposición hace estragos con el reloj de su cuerpo, mientras que la estimulación, “sólo un vínculo, tuit, email o texto más”, hace lo mismo con su ya sobrecargada capacidad de atención. Pruebe a apagar su teléfono.