Por el nombre de Laurene Powell a secas sería difícil reconocerla fuera de los círculos filantrópicos, incluso mostrando su foto, y eso que se trata de una de las diez mujeres más ricas del mundo y la mayor fortuna en Silicon Valley. Es lo que tiene haber sido la esposa de Steve Jobs, el empresario fundador de Apple. Ahora la viuda de Jobs se cuela en las páginas de The New York Times y de The Wall Street Journal asumiendo un papel público más relevante año y medio después de que muriera el gran genio de la innovación. Y lo hace apoyando la reforma migratoria en EU, causa por la que lleva siete años luchando.
Su acción durante los últimos años se concentró en labores sociales de la educación mientras Jobs convertía Apple en la mayor empresa del sector tecnológico. Ahora utiliza como agitadora social las mismas tácticas de persuasión que su marido.
Laurene Powell mantiene una estrecha relación con Tim Cook, el sucesor de Steve Jobs en Apple, y en su círculo de amistades más íntimas se encuentran los Clinton. Aunque estuvo siempre a la sombra de su marido, brilló con luz propia. De hecho, un año antes de morir el fundador de Apple el presidente Barack Obama la designó miembro del consejo que le asesora en cuestiones para mejorar las condiciones sociales de las comunidades.
La puesta en escena está perfectamente medida: Powell quiere controlar el mensaje, como hacía Jobs al presentar sus productos.
Su activismo no está gustando nada a los adversarios de la reforma migratoria, que lamenta que el asunto se haya convertido en una “tendencia” entre las fortunas de Silicon Valley.
Ya si es verdad que si esta mujer se poner s reclamar eso apple va a desplomarse