
Microsoft confirma que su último sistema operativo ha necesitado seis meses para llegar a los 100 millones en ventas, un periodo de tiempo muy similar al que precisó Windows 7.
La compañía es consciente que, desde enero, ha vendido 40 millones de licencias, una cifra que no resulta espectacular e indica que no está teniendo el éxito esperado. De hecho, aunque haya igualado las ventas de Windows 7 a los seis meses, sería muy optimista pensar que también igualará los 240 millones de licencias que consiguió 7 en su primer año.
De hecho, Tami Reller, director de la unidad de Windows de Microsoft, reconoció públicamente que su nuevo sistema operativo «no es perfecto» y que necesitan hacer algunos cambios «lo más rápido posible».
Con esta premisa, no resulta sorprendente que Reller confirmara la llegada de Windows Blue, la esperada actualización de 8, a finales de año. Aunque el directivo no quiso despejar dudas como si Blue devolverá el deseado botón de Inicio, si aseguró que ayudará a los usuarios a adaptarse al nuevo sistema operativo.
Tami Reller también se refirió a las causas que diversos analistas argumentan para explicar la caída en ventas de ordenadores, entre ellas la escasez de modelos portátiles dotados de pantallas táctiles a precios asequibles y la poca aceptación de Windows 8. «Nuestros socios (en referencia a marcas como HP o Lenovo) tienen que apostar por el volumen para fijar un precio tentador y revitalizar el mercado».
En definitiva, Reller espera que la llegada de Blue y los nuevos equipos táctiles, que espera que resulten atractivos, disparen el interés del público por Windows 8.