Prepárese para un futuro no tan lejano de cápsulas y automóviles sin conductor, semáforos inteligentes, sensores, aplicaciones y robots mega inteligentes que nos acercarán a esa quimera de una ciudad libre de tráfico. Eso, mientras no aparezcan los drones.
1. Transporte en cápsulas autónomas
“No tendrás que aparcar tu propio auto y podrás sentarte relajado mientras lees el periódico o contestas emails mientras la cápsula conduce”, augura el consultor urbanista John Miles, de la firma Arup, que trabaja en un proyecto en Milton Keynes, Inglaterra, en cuyas calles se probarán a lo largo de 2015 tres vehículos eléctricos sin conductor.
Si el proyecto es exitoso, una flota de cien cápsulas empezaría a operar como servicio público para 2017, funcionando como taxis “no tripulados” por la ciudad.
Según Miles estas cápsulas “transformarán totalmente el transporte y el tráfico en nuestras ciudades. Antes nuestras ciudades estaban dominadas por los coches pero ahora tenemos la oportunidad de hacer exactamente lo contrario: confeccionar el transporte a la medida para que encaje con nuestras hermosas ciudades”.
El consultor imagina que en 20 o 30 años estas cápsulas autónomas de transporte urbano convivirán con los carros convencionales, que serán utilizados más bien para viajes más largos.
Estas cápsulas serán más pequeñas que los autos actuales, vendrán optimizadas para hacer viajes más eficaces y para poder conducir muy próximas las unas a las otras, de manera que se podrá aprovechar mucho más la capacidad de espacio en las calles.
“No puedes confiar en un conductor humano que maneje a un metro de otro carro pero sí puedes confiar en un vehículo sin conductor”, dijo.
2. Semáforos inteligentes y sensores en las calles
Algunas ciudades están empezando a probar semáforos inteligentes que pueden decidir cuándo dejar que fluya el tráfico y cuándo detenerlo.
Otras están utilizando sensores adheridos a las calles y carreteras que pueden comunicarse con los sistemas de gestión del tráfico y sugerir rutas alternativas cuando hay accidentes u obras de construcción.
Pero según el consultor John Miles esta tecnología servirá para aliviar el tráfico sólo por un tiempo, ya que a largo plazo los carros que se van a desarrollar serán mucho más inteligentes que la infraestructura en uso.
3. Autos inteligentes y sin conductor
“En el futuro no necesitaremos semáforos en absoluto. El carro lo sabrá todo sobre los carros de alrededor”, augura el consultor John Miles.
La revolución de los autos sin conductor ya está en progreso.
Google espera poder desplegar sus vehículos “no tripulados” por calles y carreteras para 2017. Y los fabricantes de coches, desde Volvo a Tesla, han prometido sus propias versiones de carros autónomos para esa misma época.
Los automóviles de última generación ya tienen más en común con las computadoras que con las viejas estructuras de metal.
La funcionalidad de cruise control, o velocidad de crucero, con la que se controla de forma automática la velocidad del automóvil, ya es estándar, y según el consultor John Miles pronto habrá un paso natural hacia el momento en que el coche te pregunte “¿quieres que tome yo el relevo?”.
Pero Miles cree que ese cambio será lento y sutil.
“Seguiremos fingiendo que es el conductor quien está a cargo hasta que sea evidente que lo que queremos es que conduzca él solo”, dijo.
El cambio legislativo necesario para permitir la circulación de este tipo de vehículos ya se está produciendo, de una manera mucho más rápida de lo que muchos creían posible.
En Estados Unidos varios estados ya aprobaron leyes que permiten su circulación, Suecia aprobó regulaciones parecidads para Volvo y en Reino Unido también se están flexibilizando las normas para permitir su funcionamiento.
Además de inteligentes, los carros del futuro serán eléctricos, o incluso funcionarán con energía solar.
4. Apps para Parquear
En Reino Unido se estima que hasta un 10% de la congestión de tráfico urbano se debe a los conductores que están dando vueltas buscando dónde estacionarse.
Ya hay varias aplicaciones para celulares destinadas a controlar o ayudar a los usuarios a sacar provecho de los estacionamientos.
En San Francisco, Estados Unidos, muchos usuarios estaban satisfechos con la aplicación MonkeyParking. Esta app te permite identificar y reservar por unos minutos un sitio donde estacionarte que está siendo utilizado por otro usuario de la misma aplicación a punto de marcharse.
El usuario estacionado te espera por unos minutos a cambio de una pequeña suma de dinero.
Pero la alcaldía de la ciudad prohibió este verano el uso de esta aplicación argumentando que esta tecnología crea “un mercado privado depredador en los espacios de estacionamiento público”.
Aún así, es probable que en el futuro se exploren a fondo este tipo de propuestas, por iniciativa pública o privada.
Otros equipos programadores están estudiando colocar sensores en los espacios de estacionamiento con miras a crear aplicaciones similares o para ofrecer precios por hora variables dependiendo de la demanda.
5. Computadoras de interpretación de datos
Gran parte del trabajo del Transport Systems Catapult, un grupo de investigación para buscar maneras innovadoras de solucionar los problemas de transporte, creado por el gobierno británico, gira en torno al análisis de datos.
El grupo cuenta con una impresionante sala de control a la que llega una cantidad masiva de información sobre el tráfico en el país, e incluye datos tan variados como movimientos de barcos, cifras sobre peatones en Londres e información en vivo desde los aeropuertos.
El grupo puede alimentar toda esta información en asombrosas presentaciones visuales, pero el objetivo es lograr que alguien pueda utilizar todos esos datos para crear nuevas aplicaciones y servicios para los ciudadanos.
Otro de sus proyectos es tratar de demostrar la relación causa-efecto del flujo de tráfico.
Por ejemplo, sobre una pantalla táctil en la que se proyecta el flujo de tránsito en la ciudad de Manchester, los investigadores pueden manipular la corriente de tráfico con sólo incluir remotamente un afiche que dice “obras” o “evento público”, y después observar el efecto inmediato que tiene sobre el tráfico.
El grupo también está experimentando con la tecnología para “hacer un mapa de sentimientos”, mediante la recolección de tuits y otras interacciones en redes sociales relacionadas con ocho principales líneas de ferrocarril que le dan servicio a Londres.
La información recolectada tiñe de un color particular esa línea para representar el “estado de humor” general. Con esa información las autoridades de transporte pueden supervisar a diario la satisfacción general de los usuarios de una ruta particular.
El objetivo de estos centros es generar una “mobilidad inteligente”, en la que el transporte está interconectado y las nuevas tecnologías permiten una experiencia de viaje sin interrupciones, donde los retrasos y los embotellamientos son algo del pasado.