Según un estudio, los aparatos (como los teléfonos inteligentes y las tabletas) en manos de adultos a cargo del cuidado de niños pueden convertirse en un verdadero obstáculo para el contacto entre ambos
Niños resignados y otros empeñados en llamar la atención de sus padres hipnotizados por el celular dan cuenta de un fenómeno que puede tener consecuencias a largo plazo, advierten especialistas.
Una niña se balancea en su silla mientras come papas fritas y hace preguntas a su mamá, que se limita a responder con leves movimientos de cabeza, sin mirarla. Otra come en silencio, cruza el patio de comidas en busca de salsa ketchup y mira a su alrededor para distraerse un poco.
En una mesa, tres hermanos están totalmente revolucionados mientras toman helado. Hacen bromas y comienzan a subir la voz al mismo tiempo que cantan una canción que repiten, pese a que su papá, exasperado, les había ordenado que se callaran. Una niña de unos 7 años mira fijamente a su papás mientras se peina con el tenedor.
Luego mete las manos a los fideos y consigue que por unos segundos su padre la mire y se pare furioso. Estos casos, que suenan como una puesta en escena, son totalmente reales. Todos fueron observados y descritos en detalle por tres investigadores del Departamento de Pediatría del Centro Médico de la Universidad de Boston (Estados Unidos) .
Durante dos meses los investigadores se instalaron como un cliente más de un restaurante de comida rápida de la ciudad de Boston para observar discretamente las interacciones que ocurrían entre padres e hijos menores de 10 años cuando los primeros sacaban un dispositivo móvil en la mesa.
Los resultados se publicaron ayer en la revista Pediatrics, y revelan que los aparatos (como los teléfonos inteligentes y las tabletas) en manos de adultos a cargo del cuidado de niños pueden convertirse en un verdadero obstáculo para el contacto entre ambos, Distraen “a los padres de la interacción cara a cara con sus hijos y estas interacciones son cruciales para el desarrollo cognitivo, emocional y del lenguaje” , indican los autores del trabajo científico. Durante el estudio, los investigadores observaron a 55 grupos de padres y niños.
En 40 casos (72%) , los adultos utilizaron dispositivos móviles durante la comida. El grado de interacción con los aparatos iba desde solo ponerlo sobre la mesa (7,5% de los casos) hasta usar el dispositivo casi en forma continua durante la comida, lo que ocurrió con el 40% de los padres observados.
“Ellos comían y hablaban mientras miraban el aparato, o solo lo soltaban brevemente para hacer otra actividad” , describen los autores, a quienes les llamó la atención que durante esos períodos absortos, “algunos niños parecían aceptar la falta de compromiso y se entretenían solos, mientras otros hacían crecientes llamados de atención que solían recibir duras respuestas por parte de los padres” .
“Si mientras estás con el niño estás pendiente de Facebook, WhatsApp o Twitter, lo que estás diciéndole es que no tenés tiempo de estar pendiente de él, de contactarte con él” , advierte el psicólogo Max MÃller, especialista en adicciones.
“Le comunicas, sin palabras, que hay otras cosas más importantes, y eso va a interferir con un vínculo seguro en la edad temprana, que es fundamental para el desarrollo” , agrega el psicólogo acerca del tema en cuestión. Carla Padilla, psicóloga clínica experta en ciberpsicología, agrega que al quedar absorbidos por el celular, los padres hacen como que comparten con los hijos y quedan tranquilos pensando “le di comida, lo senté en la mesa y cumplí” .
Sin embargo, los niños son especialistas en identificar cuándo son importantes para alguien y el interés genuino que tiene el otro por su estado. Al dejarse absorber por el celular, lo que están haciendo los padres es hipotecar un contacto clave para el desarrollo del niño y su vinculación afectiva.
“En la infancia los padres son fundamentales, entre otras cosas, porque modulan la forma en que luego estableces tus propias relaciones, así como vas percibiendo el mundo y resuelves los conflictos” , indica Padilla. Y eso se forja en el contacto cara a cara, no solo en alimentarlo sino también en escucharlo y construir un vínculo afectivo con él, concluye la psicóloga.
“En muchos casos, los dispositivos móviles están ocupando un tiempo que es de los niños” , alerta. “Su falta de preocupación por construir un vínculo puede llevar a que cuando quieran hacerlo al hijo no le interese, porque no tiene en su registro afectivo lo que le pasa al padre. No se creó una intimidad emocional, y solo conviven en el mismo lugar” , puntualiza.
Para evitarlo, Max Miller propone eliminar las alertas y notificaciones y dejar audibles solo las llamadas telefónicas. De los padres estudiados utilizaron el celular durante la comida con sus hijos. Usó el celular de forma continua mientras estaba sentado a la mesa con su familia.
Durante dos meses investigadores de la Universidad de Boston se instalaron como clientes de restaurantes de comida rápida para observar discretamente las interacciones que ocurrían entre padres e hijos menores de 10 años cuando los primeros sacaban un dispositivo móvil en la mesa.
En 40 de los 55 grupos de padres e hijos estudiados (72%) , los adultos utilizaron dispositivos móviles durante la comida. El grado de interacción con los aparatos iba desde solo ponerlo sobre la mesa (7,5% de los casos) hasta usar el dispositivo casi en forma continua durante la comida, lo que ocurrió con el 40% de los padres observados.
Según los analistas esta actitud comunica, sin palabras, que hay otras cosas más importantes, y eso va a interferir con un vínculo seguro en la edad temprana, que es fundamental para el desarrollo. Lo que sucede en estas edades influye en la forma en que el niño se vinculará cuando sea más grande.
El riesgo más grande es que cuando los padres quieran acercarse a sus hijos no les interese porque podrán verlos como compañeros de convivencia no como personas cercanas con quien compartir.