Recargar el smartphone sin cable: suena como un salto cuántico tecnológico. “No. En realidad, el principio es viejísimo”, dice el profesor de física Jürgen Haase, de la Universidad de Leipzig, Alemania. Para que uno se convenza de que es así, basta con echar un vistazo al cuarto de baño, porque recargar los cepillos de dientes eléctricos ya está funcionando según el mismo principio que también permite alimentar celulares y tabletas.
Aun así, no es posible renunciar totalmente al cable, porque el propio cargador tiene que estar conectado a un enchufe; lo único que ya no existe es la conexión por cable entre el cepillo de dientes y la base. “No podemos prescindir totalmente de un cable”, dice el físico Sönke Harm, de la Universidad de Kiel.
En el mismo principio técnico como el cepillo de dientes eléctrico está basado el estándar Qi, que ya se está aplicando en algunos aparatos. Los dispositivos y los cargadores que dan soporte a Qi permiten sobre todo que la vida cotidiana con el smartphone sea más cómoda. “Sólo es necesario colocar el aparato en el cargador y ya comienza la recarga, sin la molesta presencia de un cable”, dice Alexander Spier, redactor de la revista alemana de computación “c’t”.
La ausencia del cable también resulta útil porque los pequeños dispositivos móviles les dejan a los fabricantes poco espacio físico para un conector, que tiene que ser pequeño y al mismo tiempo robusto. “Los contactos de esos conectores pequeños fácilmente se ensucian, lo que puede causar problemas de contacto, la rotura de cables o daños mecánicos en el conector”, dice Harm.
Sin embargo, los cargadores sin enchufe también tienen desventajas. “Lleva más tiempo recargar un dispositivo porque un cable permite una transferencia de electricidad mucho más eficaz”, explica el profesor Jürgen Haase. Alexander Spier confirma esta observación: “Hemos comprobado en nuestros ensayos que un smartphone, por ejemplo, necesita, dependiendo del modelo, un tiempo de recarga entre un 33 y un 50 por ciento mayor”. También es mayor el consumo de energía y, por ende, el consumo de electricidad, señala el experto.
Por tanto, la técnica aún está en pañales. “Actualmente, los fabricantes están mostrando muchas cosas que en el futuro podrían convertirse en realidad”, dice Spier. Por ejemplo, es posible que dentro de poco tiempo los fabricantes de automóviles instalen en la misma fábrica cargadores inalámbricos en sus vehículos. En tal caso, sólo será necesario poner el smartphone en algún lugar del coche para que sea recargado.
Algunos smartphones ya permiten la recarga inalámbrica en casa. Por ejemplo, el LG Optimus G Pro, los modelos 4 y 5 de Nexus, de Google, así como algunos dispositivos Lumia de Nokia. Si un smartphone no da soporte a Qi, muchas veces se puede resolver ese déficit técnico de una manera relativamente sencilla. Samsung, por ejemplo, ofrece para su Galaxy S4 una cubierta trasera un poco más gruesa para la recarga inalámbrica. Para el iPhone se pueden conseguir fundas especiales de terceros fabricantes. “En el mercado hay además baterías intercambiables que utilizan el estándar Qi”, dice Spier.
cada dia se fomenta mas la vagancia ( “comodidad” ) si consume mas energia …..si tarda mas tiempo en cargar ….¿ cual es la real ventaja ? ….
Bueno se puede dejar conectado por esta vía en la noche ante de uno acostarse, pues cualquier alto voltaje el equipo no sufriría ningún daño al respecto,,